Tània Juste (1973) es la autora de “L’hospital dels pobres” (Columna), que va por la segunda edición después de que los 3.000 ejemplares de la primera se vendieran en dos meses. Esta novela histórica describe la construcción de una joya modernista como el Hospital de Sant Pau a finales del siglo XIX y principios del XX, en una Barcelona en plena ebullición que soñaba con equipararse a las principales ciudades europeas. Una época de tensiones, obstáculos, ambiciones y deseo de redefinición con algún paralelismo con la época actual, especialmente la beligerante cerrazón de España ante Catalunya. Esta historiadora barcelonesa compagina la literatura con trabajos complementarios variados, desde traducciones a charlas, pasando por la organización de eventos culturales, temas de comunicación o producción cultural. Éste es su tercer libro después de “A flor de pell” y “Els anys robats”.
Entrevista a Tania Juste sobre el Hospital de Sant Pau
¿Está satisfecha con la acogida de la obra?
Sí, nunca imaginé que sería así porque nunca prefabrico una novela como un superventas, es muy bonito y da mucho apoyo para continuar escribiendo.
En esta obra hace una crítica implícita y sutil pero no muy directa de la burguesía, de sus apariencias, la doble moral, de temas tabúes como el sexo, el aborto, las pasiones ocultas…
Como lectora me gustan las novelas que exponen una serie de temas que pueden ser polémicos pero que me dan la capacidad de juzgarlos yo misma y como narradora me gusta hacer lo mismo, mostrar una serie de conflictos y que el propio lector sea el que juzgue o el que le caigan bien o mal los personajes.
¿Se parece mucho a algún personaje o tiene un poco de ellos?
Siempre hay un poco de uno mismo en cada personaje, como mínimo hay un grado de implicación. En los personajes femeninos hay ese anhelo de la chica que quiere romper con lo que se espera de ella, una persona que quiere hacer estudios superiores. Hay una parte de reivindicación feminista, si yo hubiera vivido en aquella época hubiera querido a toda costa estudiar.
¿Y se asemeja la burguesía de principios del siglo XX a la actual?
Hay una manera de hacer que es la misma, unos tics que se han relajado un poco a nivel social pero siguen habiendo tabúes en las clases altas sobre temas como el sexo, la homosexualidad, temas de progresismo en general, de feminismo…continúa habiendo en un sector de la sociedad muy conservadora que tiene ver con la alta burguesía una misma manera de hacer y de tratar a sus hijos, aunque no lo digan de palabra. Continúa siendo lo mismo: esperan más de los hombres que de las mujeres de la familia, toleran una serie de cosas en los hombres que no toleran en las mujeres, se lleva mal el tema de la homosexualidad… Hay tics que desgraciadamente siguen vigentes.
¿Cómo era esa Barcelona de finales del siglo XIX y principios del XX?
Es una Barcelona apasionante, creativamente, psicológicamente, literariamente, artísticamente… en todos los ámbitos, políticamente es una Barcelona que tiene muchas ganas de estar al nivel de las grandes ciudades del mundo, Europa es su espejo. Y eso implica una psicología y una manera de hacer de los personajes que vivieron esa época que los hace más atrevidos y capaces de romper moldes, porque se lo replantean todo. Y además hay otra cosa, un comienzo de siglo es como una hoja en blanco, es muy bonito, todo está por hacer y construir, es la Barcelona del ‘todo es posible’.
¿No queda cortada por el régimen de Primo de Rivera o es un paréntesis?
Es un paréntesis, la dictadura empieza en 1923 y después se convertirá en dictablanda a finales de los 20. Es un momento de crispación social muy bestia, hay una lucha de clases durante los primeros 30 años del siglo brutales, esto se refleja en la calle, aquí con el pistolerismo, con atentados… Es la época de efervescencia del movimiento anarquista y de muchas reivindicaciones sociales, hay una censura, sí, pero que también existe en otros momentos históricos y eso no acaba con el momento creativo.
Da la sensación que aquella gente hizo mucho con pocos recursos, como si la precariedad hubiera obligado a ser creativo…
Era una época de personajes brillantes en todos los ámbitos, en el mundo de la ciencia, las artes, la política, la historia… y esta gente con talento, unida a una burguesía emprendedora con ganas de poner dinero y de subvencionar el arte, la ciencia y el progreso, hizo que se diera la fórmula perfecta para hacer grandes cosas.
¿Hasta qué punto el Hospital de Santa Pau fue importante para Barcelona, a nivel científico, social, arquitectónico y cultural?
Me gusta pensar y pienso que es así, que el hospital de los pobres, el Hospital de la Santa Creu y Sant Pau fue el corazón de la ciudad, que latió al ritmo de una ciudad y de sus revoluciones, cambios de régimen, de sus guerras, miserias y plagas, de todo lo que sucedió, es un reflejo de sus habitantes, es su corazón.
¿Hay algunos paralelismos políticos con la época actual?
Pienso que hay un estado psicológico del catalanismo a principios del siglo XX que tiene muchos paralelismos con la situación actual, que básicamente se resumiría en una sensación de incomprensión por parte del gobierno español. De hecho, investigando sobre la actividad política a principios del siglo XX te parece estar leyendo el periódico de hoy.
¿La prensa madrileña también era tan visceral a principios siglo XX?
Sí, es como el día de la marmota, y no sólo eso, cuando estudié la figura del doctor Robert, me leí su vida y obra y también las actas de diputado en las cortes de Madrid y lo discursos de los dos bandos…es como si fuera ahora.
¿Las mismas peticiones y negativas?
Sí, usaban otra terminología, en aquel momento se hablaba de autogobierno y autonomía, las palabras son diferentes pero el concepto esencial es el mismo.
Y la respuesta es la misma, un no eterno.
Sí, que en función de un partido es un ‘no’ que viene de una manera más enmascarada y aparentemente más abierta y democrática y un no de otros partidos que se dice de manera más directa y rotunda.
Pero en aquellos tiempos hubo intentos de acercamiento de intelectuales españoles a la realidad catalana y reuniones con sus homólogos catalanes…
Sí, ahora estamos hablando de una secesión, antes no, quizá el diálogo era más fácil. Es algo que me entristece porque siempre he admirado intelectuales españoles y todos nos hemos criado con la literatura catalana y la literatura hermana, la española. Hay una serie de personas del mundo de la cultura española que me han decepcionado por no decir libremente lo que piensan, y no mostrarse más tolerantes y dialogantes, ese mutismo de la intelectualidad española no la entiendo y me sorprende, creía que eran muy progresistas.
En cambio están en primera fila para protestar contra la guerra de Irak o gritar ‘Free Palestina’.
Hay temas que se pueden tocar y otros no, es como cuando vemos el jefe del gobierno español en una manifestación en París defendiendo cosas que luego no lleva a la práctica en su propio país. Es un circo.
¿Cuáles son sus referentes literarios?
Leo mucha novela de época, leo Rodoreda y autores como Thomas Mann, Irene Nemirovsky, que vivió la Segunda Guerra Mundial, literatura inglesa… pero es más literatura de época, visto desde un punto de vista actual es literatura histórica, me da esa versión de la historia de primera mano. Tengo referentes bastante clásicos pero también autores actuales, como por ejemplo Roc Casagran, Lolita Bosch, Núria Pradas que ha escrito “La chica de la biblioteca”. Me gusta la sinergia de la gente que está escribiendo ahora, yo más bien soy seguidora de historias, me reenganchan más libros concretos que autores.
A nivel de estilo, tiene claro que el lenguaje debe ser sencillo.
Es mi manera de explicar, a mí me gusta mucho meterme en el tempo de la época, como vivimos en el 2015 el lenguaje tiene que ser actual y vivo la manera de escribir tiene que reflejar la época en la que vives, es importante que sea comprensible. A mí me interesa explicar una historia, para mí los personajes tienen mucho peso, quiero que lleguen bien, que no queden encriptados.
¿El libro ha requerido mucha documentación o el hecho de ser historiadora ha facilitado mucho las cosas?
Ser historiadora me facilita tener las herramientas más al alcance, conocerlas mejor para buscar exactamente lo que necesito, porque el trabajo de investigación es muy amplio. Una de las trampas de la novela con fondo histórico es que te sumerjas tanto en la investigación histórica que después no sepas salir de ella, hay un momento en el que debes dejar de investigar y empezar a escribir la ficción.
¿Al escribir tiene un montón de datos históricos a un lado y las ideas de ficción en la cabeza?
Es un trabajo paralelo, yo siempre tengo muy claro un primer esqueleto de la historia que quiero explicar y a través de documentación histórica voy dando color y dimensión a todo ello.
¿El reto es el equilibrio entre datos y ficción, que no haya demasiados datos?
Para mí tiene que haber un cierto desequilibrio a favor de la ficción, porque si estás haciendo ensayo, entonces es clarísimo, haces una investigación que luego debes plasmar de una manera objetiva, pero si haces ficción es muy importante que no sea devorada por los datos históricos. Y aunque sepas mucho de un tema, no debes enseñarlo todo sino mostrar unas puntas que tienen que ver con tu historia de ficción.
¿Mostrar un poco de un tema puede servir como excusa para interesarse por una época histórica determinada?
Me gusta pensar que, a raíz de una historia de ficción dentro de un escenario histórico real, la gente se pueda llegar a interesar por un capítulo concreto de la historia y pueda investigar más allá del libro.
¿A la gente le interesan las novelas históricas, es un género de moda?
Mucho, los expertos dicen que es un género que funciona, de todos modos no me acaba de gustar esa denominación porque hay novelas históricas de muchos tipos, hay novelas históricas que priorizan explicar un capítulo de la historia y la ficción es totalmente secundaria pero yo prefiero priorizar la ficción. Me encanta situar ficciones dentro de la historia, no porque es una fórmula que funcione sino porque me gusta y me hace sentir cómoda.
¿No hay el riesgo de ser tendencioso y manipular el momento histórico a favor de la ideología de cada uno?
Yo siempre intento ponerme en la piel de cada uno de los personajes que salen en la historia y cada uno piensa, vive y le interesan cosas distintas y tiene una visión diferente del momento histórico.
Las visiones pueden ser muy distintas pero en los últimos tiempos existe un revisionismo histórico. ¿Hasta qué punto es un peligro, no sólo porque la historia la escriben los ganadores de las guerras sino porque se pueden repetir lecciones que ya creíamos aprendidas?
Siempre, la historia siempre se explica de manera subjetiva aunque no lo queramos admitir. Yo intento enfocar la historia siempre desde un punto de vista lo más objetivo posible aunque siempre hay una cierta tendencia, si te interesa un período tienes que leer varias versiones, tu conclusión debe ser fruto de diversas fuentes.
Cosa que no se puede decir de la caverna españolista, que compara soberanismo con nazismo o asegura que la Guerra Civil se originó en el 1934 por culpa de la izquierda. ¿Qué le parece eso como historiadora?
A veces me pongo muy nerviosa, se dicen tantas barbaridades… a día de hoy todo el mundo tiene licencia para hablar sobre hechos históricos sin ni siquiera haber leído ya no sólo un libro sino un titular.
¿No tiene la sensación que en la historia, como en la política y el fútbol, todo el mundo opina sin tener el más mínimo rigor?
Hay que distinguir la gente que está hablando sobre un tema, si escuchas personas expertas en un período histórico o historiadores, tú sabes que tienen detrás un rigor, una información, en cambio cuando otras personas ya sabes que de entrada no lo tienen, debes escucharlas a nivel de divertimento pero nunca creértelas. A mí lo que me preocupa es que la gente en general, sobre todo la gente que desconoce los capítulos de la historia, se puedan llegar a creer realmente estas barbaridades.
El proceso soberanista ha originado numerosos libros. ¿Hay un abuso de esta temática? ¿Puede generar en el futuro libros de historia interesantes?
Ha ayudado a hacer pedagogía sobre la historia de Catalunya y sobre muchos errores que los catalanes hemos cometido y que se repiten de manera crónica.
¿Cómo cuáles?
Confiar demasiado en el gobierno de Madrid y sus promesas, a principios de siglo XX ya nos las hacían y no las cumplían. Este tipo de libros ayuda a la reflexión, es muy positivo que salgan libros de historia, tanto ensayos como novelas, pero que la gente entre en la historia, porque es la primera lección que te enseñan en la facultad: ‘para entender el presente debes conocer el pasado’, llega al pasado como quieras, por una película, por la ficción, por un ensayo pero llega y te harás un estado de opinión actual. ¿Un abuso de libros sobre el soberanismo? Es como todo, son las modas, quizás no hacen falta tantos libros sobre este tema pero lo importante es que la gente tenga al alcance herramientas para informarse.
Según una encuesta del CIS sobre hábitos de lectura existe un 35% de los españoles que lee poco o casi nada. ¿Este dato es preocupante y refleja la sociedad actual, es causa o consecuencia de la crisis?
Yo pienso que es al revés, que la crisis ha dado a mucha gente tiempo para leer más, eso no se debería ver reflejado en una disminución de lectura. Pero ese porcentaje me produce una tristeza inmensa, como lectora compulsiva, viendo los instantes de felicidad que me ha proporcionado la lectura cuesta imaginar que haya gente que no conozca esos momentos y que no los viva. Pienso que a veces también hay una cierta falta de orientación, estaría bien que desde las escuelas incentivaran la lectura, pero no con libros obligatorios y queriendo hacer una especie de cultura general…Yo tengo hijos adolescentes y si les dices que lean algo porque es cultura general esa palabra les produce alergia, tienes que seducirles de alguna otra manera, coger temas que les preocupen en función de su edad. Toda persona joven de este país debería tener un tutor cultural.
Los libros compiten con una sociedad muy tecnológica y audiovisual y con muchas distracciones lúdicas…
Sí pero la tecnología puede ser una gran aliada, puedes leer con ella, hay gente que no lee un libro en papel pero que quizás se pasa el día leyendo en la pantalla. Y no tienen por qué leer ficción, conozco gente muy aficionada al ensayo que no lee nada de ficción y al revés, lo importante es leer y que la lectura te aporte una serie de cosas que buscas.
En su blog dice que en el 2008 inició un camino sin retorno con la literatura. ¿Cree que todo ha ido muy rápido? ¿Cómo se puede competir con los best-sellers, a los que el imperio editorial, por el hecho de ser empresas que buscan beneficios, convierte en productos estrella, eclipsando los demás y consiguiendo que la gente los asocie con la única literatura existente y con la mejor?
Si te planteas el oficio literario para hacer novelas que vendan y vas a gusto del consumidor nunca te saldrás con la tuya, debes hacer una obra en la que creas, si sólo piensas en las ventas no triunfarás. Yo he renunciado a una vida más cómoda que tenía para volcarme en lo que sentía de corazón, que es la escritura, es un camino largo, difícil, hay mucha soledad en muchos momentos y no siempre lo pasas bien.
¿El rol de la mujer en la literatura está ya normalizado?
Sí, y más teniendo en cuenta que según las estadísticas hay más lectoras que lectores. Literariamente la mujer ha sido muy maltratada, ahora hay editoriales nuevas y alternativas que están recuperando libros de autoras catalanas que pasaron sin pena ni gloria y está muy bien porque descubres autoras y de alguna forma les hacemos justicia.
¿Ha empezado otro libro?
Siempre tengo una serie de guiones para desarrollar y de vez en cuando uno te llama más y te dedicas a él, ahora he empezado un nuevo proyecto.
¿Tiene fecha?
No, a menos que haya un acuerdo con la editorial, en principio voy a mi ritmo, sin prisa pero sin pausa, lo importante es no pararse, cuando terminas un libro tienes aquella sensación que tienes que volver a escribir porque quizás en medio no sabrás cómo volver a empezar.
Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.