Barcelona, 29 de agosto de 2025 – La Fiesta Mayor de Sants, uno de los eventos más emblemáticos del verano barcelonés, ha sido marcada este año por un incidente de violencia que ha empañado el espíritu festivo del barrio. En plena madrugada del jueves 28 de agosto, dos personas –una de ellas menor de edad– fueron detenidas por desórdenes públicos y atentado contra agentes de la autoridad, después de que los Mossos d’Esquadra intervinieran en un caso de acoso a mujeres en el punto lila de la fiesta. Los hechos, ocurridos en el carrer de Viriat, justo delante de la estación de Sants, han generado conmoción entre los vecinos y participantes, recordando la vulnerabilidad de los espacios públicos durante celebraciones masivas.
La Fiesta Mayor de Sants, que se celebra anualmente en honor a Sant Bartomeu, es una tradición arraigada en el tejido social del barrio. Este 2025, las festividades comenzaron el sábado 23 de agosto con un pasacalle inaugural a las 18:30 horas, recorriendo las calles desde la plaça de la Marina hasta el parc de l’Espanya Industrial. El programa, que se extiende hasta el 31 de agosto, incluye más de 180 conciertos gratuitos al aire libre, bailes populares, competiciones de calles decoradas y actividades para todas las edades, como talleres infantiles, castellers y correfocs. Once calles han sido adornadas con temáticas creativas, desde motivos ecológicos hasta homenajes culturales, atrayendo a miles de visitantes locales y turistas. Entre los actos destacados figuran conciertos de artistas como La Fúmiga, Mushkaa o Figa Flawas en escenarios como el parc de l’Espanya Industrial y la plaça de Joan Pelegrí, que han convertido el barrio en un hervidero de música y alegría nocturna.
Sin embargo, detrás de esta fachada festiva, la seguridad ha sido un tema recurrente. El Ayuntamiento de Barcelona ha reforzado los dispositivos de vigilancia, con presencia aumentada de la Guardia Urbana y los Mossos d’Esquadra, especialmente en zonas de alta concentración de público. Este año, se ha prestado especial atención a la prevención de violencias machistas, con la instalación de puntos lilas –espacios seguros donde se ofrece atención a víctimas de acoso o agresiones sexuales–. Estos puntos, operativos desde las 22:00 hasta las 3:00 horas en días clave, forman parte de una estrategia municipal para garantizar entornos inclusivos y libres de violencia de género durante las fiestas mayores. En Sants, el punto lila se ubicó en el aparcamiento de autobuses del carrer de Viriat, un área estratégica cerca de la estación, pero también propensa a aglomeraciones nocturnas.
Fue precisamente en este punto lila donde se originó el incidente. Según fuentes policiales, alrededor de la madrugada del jueves, el personal del punto lila alertó a los Mossos d’Esquadra sobre la presencia de un individuo que estaba increpando e incomodando a un grupo de mujeres que participaban en las celebraciones. Las víctimas, descritas como jóvenes que disfrutaban de un acto festivo, reportaron comportamientos hostiles que incluían insultos y acoso verbal, lo que activó el protocolo de intervención inmediata. Los agentes se desplazaron rápidamente al lugar y, tras constatar los hechos, solicitaron al sospechoso que se identificara. Este momento fue el detonante de los disturbios: el individuo se resistió, generando un altercado que escaló rápidamente.
Testigos oculares, capturados en un vídeo viral publicado en TikTok por el usuario xiakaiwang25, describen escenas de caos: un grupo de personas corriendo mientras los policías intentaban controlar la situación. En medio del tumulto, dos jóvenes –uno menor de edad– intervinieron de manera violenta, agrediendo a un agente de los Mossos y a otro de la Guardia Urbana. Aunque no se han detallado lesiones graves, el asalto a los agentes fue calificado como atentado contra la autoridad, un delito que conlleva penas significativas. Los detenidos, acusados también de desórdenes públicos, fueron trasladados a dependencias policiales para su procesamiento. Fuentes de los Mossos confirmaron a medios locales que el operativo se realizó sin mayores incidentes adicionales, aunque el vídeo muestra una tensión palpable en el ambiente.
Este episodio no es aislado en el contexto de las fiestas mayores de Barcelona este verano. La Fiesta Mayor de Gràcia, celebrada semanas antes, también sufrió vandalismo, incluyendo un incendio intencionado en una portalada decorada en el carrer Verdi y robos en varias calles adornadas. En Sants, se han reportado casos similares de hurtos y destrozos en decoraciones, lo que ha llevado a vecinos a expresar su frustración. «Las fiestas son para disfrutar, pero cada año hay más inseguridad», comenta María López, una residente de toda la vida en el barrio, en conversación con esta revista. «El punto lila es una gran idea, pero necesitamos más presencia policial para que no escalen estos conflictos».
Expertos en seguridad urbana coinciden en que las fiestas mayores representan un desafío logístico. Según un informe reciente del Observatorio de Violencia de Género de Cataluña, los eventos masivos incrementan un 30% las denuncias por acoso en espacios públicos durante el verano. «Los puntos lilas son esenciales, pero deben ir acompañados de educación preventiva y coordinación entre cuerpos policiales», explica Laura Ferrer, socióloga especializada en género y urbanismo. En Sants, el dispositivo de seguridad incluye patrullas reforzadas y cámaras de vigilancia, pero incidentes como este destacan las brechas existentes.
La respuesta de las autoridades ha sido inmediata. El Ayuntamiento ha reiterado su compromiso con la tolerancia cero ante la violencia machista, anunciando revisiones en los protocolos de los puntos lilas. «Trabajamos para que las fiestas sean seguras para todos, especialmente para las mujeres», declaró un portavoz municipal. Mientras tanto, los organizadores de la Fiesta Mayor de Sants han enfatizado que el incidente no define el evento: «Sants sigue siendo un barrio acogedor, y las actividades continúan con normalidad», aseguró Joan Martínez, miembro de la Federació de Festes de Sants.
A nivel histórico, la Fiesta Mayor de Sants data del siglo XIX, evolucionando de una celebración religiosa a un festival comunitario que fomenta la identidad barrial. Este año, con un presupuesto municipal de más de 200.000 euros, se han programado actividades inclusivas como talleres de igualdad de género y conciertos con artistas femeninas destacadas, en un esfuerzo por promover valores positivos. Sin embargo, episodios como el del carrer de Viriat recuerdan que, pese a los avances, persisten desafíos en la convivencia.
En el barrio, las opiniones están divididas. Algunos vecinos culpan al aumento de turismo y aglomeraciones, mientras que otros ven en el incidente un reflejo de problemas sociales más profundos, como la polarización y el estrés post-pandemia. «Es triste que un acosador empañe la fiesta, pero la rápida intervención de los Mossos evitó males mayores», opina Eduard Gómez, un participante habitual. Por su parte, grupos feministas locales han convocado una concentración pacífica para el fin de semana, reclamando más recursos para prevenir la violencia de género en eventos públicos.
A medida que la Fiesta Mayor de Sants avanza hacia su cierre el 31 de agosto, con el tradicional piromusical y la entrega de premios a las calles decoradas, el barrio se esfuerza por recuperar el espíritu festivo. Este incidente, aunque lamentable, sirve como recordatorio de la importancia de la vigilancia colectiva y el respeto mutuo. Barcelona, ciudad de contrastes, sigue demostrando que sus fiestas son un espejo de su sociedad: vibrantes, pero no exentas de tensiones. La clave reside en aprender de estos eventos para fortalecer la convivencia, asegurando que futuras ediciones sean no solo alegres, sino también seguras para todos.
Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.





