En las áridas extensiones del cráter Gale en Marte, donde el viento rojo azota incansablemente la superficie, el rover Curiosity de la NASA ha desenterrado un tesoro geológico que evoca los misterios de océanos antiguos. Se trata de una pequeña formación rocosa con forma de coral, apodada informalmente «Paposo» por algunos científicos, que se formó hace miles de millones de años, cuando el Planeta Rojo aún albergaba agua líquida en su superficie. Esta «joya de piedra» no solo cautiva por su apariencia delicada y ramificada, sino que ofrece pistas cruciales sobre el pasado habitable de Marte.

El descubrimiento ocurrió el 24 de julio de 2025, coincidiendo con el 13º aniversario del aterrizaje de Curiosity en Marte. El rover, que ha recorrido más de 30 kilómetros desde su llegada en 2012, capturó imágenes de esta roca de apenas 2,5 centímetros de ancho usando su cámara Mastcam. La formación, de color claro y erosionada por el viento, recuerda a un coral marino con ramas intrincadas, como si un fragmento de arrecife terrestre hubiera sido transportado al espacio. Sin embargo, los expertos de la NASA enfatizan que no se trata de vida orgánica fosilizada, sino de un producto inorgánico de procesos geológicos antiguos.

Un Origen Acuático en un Mundo Desértico

Según los análisis preliminares, esta estructura se originó durante la era Noachiana de Marte, hace aproximadamente 3.500 a 4.000 millones de años. En esa época, el planeta poseía una atmósfera más densa y cuerpos de agua líquida que fluían por su superficie, posiblemente formando ríos, lagos e incluso océanos. El agua, rica en minerales disueltos, se filtraba a través de grietas en las rocas basálticas del cráter Gale. Al evaporarse o reaccionar químicamente, estos minerales se precipitaban, formando venas endurecidas que con el tiempo emergieron como delicadas estructuras ramificadas.

El proceso no terminó allí. Durante miles de millones de años, el viento marciano —con sus tormentas de polvo abrasivas— ha esculpido estas venas minerales, dándoles la apariencia etérea que vemos hoy. «Curiosity ha encontrado muchas rocas como esta, formadas por agua antigua combinada con miles de millones de años de erosión por el viento», explicó un portavoz de la NASA en un comunicado reciente. Esta erosión eólica ha revelado formaciones similares en otras partes del cráter, pero «Paposo» destaca por su similitud con corales terrestres, como los que se encuentran en arrecifes calcáreos.

El cráter Gale, con un diámetro de 154 kilómetros, fue seleccionado como sitio de aterrizaje para Curiosity precisamente por su potencial para preservar evidencias de agua pasada. Antiguas capas sedimentarias sugieren que el cráter albergó un lago durante millones de años, y hallazgos previos —como conglomerados rocosos y arcillas hidratadas— respaldan esta hipótesis. La «coral de piedra» añade otra pieza al rompecabezas, confirmando que el agua no solo existió, sino que interactuó dinámicamente con la geología marciana.

Implicaciones para la Habitabilidad y la Búsqueda de Vida

Aunque la roca no es evidencia directa de vida, su formación apunta a un Marte primitivo que podría haber sido habitable. En la Tierra, estructuras similares —conocidas como dendritas minerales o pseudofósiles— se forman en ambientes acuosos y a veces se confunden con microfósiles. En Marte, esto plantea preguntas intrigantes: ¿Podrían haber existido microorganismos en esos antiguos cuerpos de agua? Curiosity, equipado con instrumentos como el ChemCam y el Sample Analysis at Mars (SAM), continúa analizando muestras para detectar compuestos orgánicos o signos de química prebiótica.

Expertos como Abigail Fraeman, subdirectora del proyecto Curiosity en el Jet Propulsion Laboratory de la NASA, han destacado el valor de estos descubrimientos. «Estas formaciones nos ayudan a reconstruir la historia ambiental de Marte, desde un mundo húmedo hasta el desierto actual», comentó Fraeman en una entrevista reciente. Además, comparaciones con misiones como Perseverance en el cráter Jezero —que ha recolectado muestras para un futuro retorno a la Tierra— podrían revelar patrones globales de la hidrología marciana.

No es la primera vez que Curiosity sorprende con formaciones «biomórficas». En 2022, el rover fotografió una estructura similar en forma de «flor», que también resultó ser un depósito mineral. Estos hallazgos desafían nuestra percepción de Marte como un planeta muerto, recordándonos que su historia está llena de dinamismo geológico.

Mirando Hacia el Futuro

Mientras Curiosity asciende por el Monte Sharp en el centro del cráter Gale, se espera que descubra más reliquias de este pasado acuoso. La misión, extendida indefinidamente, continúa operando con energía nuclear, superando expectativas de durabilidad. En paralelo, agencias como la ESA y China exploran otras regiones marcianas, sumando datos a esta narrativa cósmica.

La «coral de piedra» no es solo una curiosidad visual; es un testigo silencioso de un Marte vibrante, un recordatorio de que los planetas evolucionan y de que la búsqueda de vida extraterrestre podría estar más cerca de lo que imaginamos. En las páginas de la historia marciana, esta joya esconde no solo un cráter, sino los secretos de un mundo perdido en el tiempo.

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Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.

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