¿Cuántas veces habremos escuchado, aunque sea por casualidad, a alguien decir que quiere mantenerse en forma? Desde el Ministerio de Sanidad, se anima a la población a practicar alguna actividad física con la que mejorar su salud. Últimamente, en España, se han disparado las alarmas por el consumo, sobre todo, de antidepresivos. Para combatir la ansiedad, el estrés y las preocupaciones, que tan poco favorecen a la salud mental, muchos ciudadanos deciden ejercitar su cuerpo bajo el lema: Mens sana in corpore sano, es decir, «mente sana en cuerpo sano». Desde luego, hacer deporte (en su justa medida, como todo o casi todo) ayuda a conservar una salud de hierro, a mantener el peso, a fortalecer los músculos y a reducir la posibilidad de desarrollar osteoporosis el día de mañana (enfermedad que hace que los huesos se vuelvan más frágiles y quebradizos). Todos estos son beneficios que permanecer en movimiento aporta, más allá de verse mejor frente al espejo.

clases de baile latino

Ahora bien, los deportes más seguidos en España no encajan con todo el mundo: el fútbol, el tenis y el baloncesto, aunque despiertan el interés de algunos, también causan el aburrimiento de otros. Para quienes son algo más creativos y valoran la belleza también en el ejercicio físico, hay otras alternativas; la danza es una de ellas. Lamentablemente, algunos consideran que bailar es una actividad apta sólo para niños y jóvenes de buen ver. Nada más lejos de la realidad. Precisamente, los adultos deberían animarse a mover el esqueleto al compás de la música. Con la salsa, que forma parte de lo que los profesionales llaman bailes latinos, se mejora la movilidad, la flexibilidad y el equilibrio. Además, se trabaja la atención y la memoria, pues hay que aprenderse la coreografía o, al menos, intentarlo.

Tomar clases de bailes latinos siendo adulto es otra forma más de acelerar el metabolismo en una etapa en la que éste empieza a ralentizarse. Aunque esta lentitud comienza a producirse de manera natural a partir de los 60 años, bailar siempre contribuye a quemar calorías y a conciliar mejor el sueño. Hay estudios científicos que así lo indican, por lo que, a continuación, damos unos cuantos consejos para quienes no saben por dónde empezar o no se atreven por vergüenza.

¿Por qué es perfecto empezar a bailar siendo adulto?

A medida que envejecemos, vamos perdiendo flexibilidad. Con la fuerza, pasa otro tanto. Practicar ejercicio con regularidad permite dos cosas: por un lado, prevenir o retardar la pérdida de masa muscular (por ejemplo) y, por otra parte, combatir los efectos que el envejecimiento tiene sobre el cuerpo. En las clases de baile, lo recomendable es iniciar la sesión con el calentamiento, y finalizarla con unos ejercicios suaves de vuelta a la calma. Tanto al inicio como al final, los estiramientos que se hayan realizado para preparar el cuerpo antes de comenzar la sesión de baile, y para relajarlo una vez la clase ha terminado, potencian la flexibilidad.

Beneficios físicos

La Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU. confirma lo que ya sabemos: practicar ejercicio físico es recomendable en cualquier edad. No obstante, en los adultos genera unos beneficios muy positivos, por ejemplo, en el peso y en el metabolismo, que tiende a ser lento. Sobre las ventajas del baile para la salud física, la National Library of Medicine (USA) señala que:

  • Ayuda a conseguir músculos y huesos más fuertes.
  • Mejora el equilibrio y la coordinación.
  • Da un chute de energía importante.

Con respecto a quemar calorías y perder peso, que es algo que interesa a buena parte de la población adulta, indica que la mayoría de los bailes de salón permiten quemar unas 260 calorías en una hora. Esta cifra todavía aumenta más si hablamos de otros tipos de baile: aprender salsa puede llegar a quemar 500 calorías en 60 minutos. Por supuesto, es de esperar que el alumno pasará de quemar 260 calorías a quemar 500 cuando haya practicado lo suficiente y haya subido de nivel. A medida que mejora, sus movimientos se vuelven más fluidos y los pasos se suceden unos a otros con más rapidez y naturalidad.

Beneficios mentales

En cuanto a los beneficios mentales de bailar, la Biblioteca Nacional de Medicina señala algo muy significativo: bailar reduce el riesgo de sufrir demencia. ¿Cómo es esto posible? La demencia incluye entre sus síntomas perder la capacidad para hacer las tareas diarias que, hasta el momento, se venían efectuando con perfecta normalidad. Se pierde la autonomía, el estado anímico también cambia (aparece la ansiedad y la frustración) y la conducta empeora. Aparte de trabajar la memoria y estimular, por tanto, cognitivamente al bailarín, la danza combina el movimiento con la música.Combinar baile con música fortalece las conexiones neuronales, alivia dolores —consecuentemente, el estado anímico también mejora—, produce endorfinas (unas hormonas que se comportan en nuestro organismo como analgésicos) y libera serotonina. Por una parte, la serotonina tiene el beneficio físico de regular los movimientos intestinales, y por el otro lado, mejora el estado anímico. Los niveles bajos de serotonina causan tristeza y depresión; el baile y la música suben esos niveles.

Consejos prácticos para principiantes adultos

1. Buscar academias de confianza

Hoy día, Google (el motor de búsqueda más utilizado en todo el mundo) acompaña sus resultados con reseñas sobre los establecimientos que el usuario intenta localizar en Internet. Si tecleamos «academias de baile en Barcelona» o «bailes latinos en Barcelona», podremos consultar un listado de academias de salsa, bachata, kizomba… Lo conveniente sería explorar la clase de bailes que ofrecen, los horarios, las tarifas, si son clases individuales o grupales, etc. Las clases de baile en grupo propician el contacto social y pueden ser una buena oportunidad para estrechar lazos con personas afines.

Es importante fijarse en las instalaciones, en la formación de los profesores de baile, en la experiencia de los docentes y/o de la academia, y en su puntuación en Google. Trustpilot es otro portal que también permite consultar las opiniones sobre la academia de baile en cuestión.

2. Practicar poco a poco sin presión

Se trata de ir, nunca mejor dicho, paso a paso. Para notar los beneficios en la postura, y para que la danza nos ayude también mental y emocionalmente, es importante evitar el estrés que aprender a bailar salsa o cualquier otro tipo de danza latina puede ocasionar en alguien autoexigente. No conviene perder de vista que se trata de una actividad que se practica, en nuestro caso, por devoción y no, por obligación. Mantenerse relajado mejora la atención y, si nuestra atención está más activa, la frustración y el estrés de equivocarnos en la coreografía desaparece, porque aprenderemos los pasos con más facilidad.

3. La importancia de elegir un calzado adecuado para bailar

Bailar no deja de ser un ejercicio físico aeróbico. Esto significa que fortalece el corazón y favorece unos niveles adecuados de colesterol. Pero también implica impacto. Esta es la diferencia con respecto a ejercicios anaeróbicos como las sentadillas o el levantamiento de peso. Aquí no hay impacto, el cuerpo no choca contra la superficie del suelo como sí sucede al correr, al saltar o al bailar. En los aeróbicos, los movimientos no son tan contenidos. Por eso, la natación está dentro de la misma categoría que correr y bailar.

Precisamente, porque en el baile (aparte de mucho movimiento) hay impacto, es fundamental elegir un calzado adecuado para sentirse cómodo desde el primer día, evitar rozaduras, mantener una postura adecuada en cada paso de baile y garantizar el equilibrio y la estabilidad de la espalda y la columna vertebral. Por eso, visitar una tienda de zapatos de baile con modelos específicamente diseñados para clases de salsa, bachata y otros estilos es tan importante. Debemos tener en cuenta que, para los bailes latinos y los bailes de salón, los zapatos utilizados suelen ser de tacón y, sobre todo en salsa, de tacón alto.

Como son bailes que demandan mucho movimiento, el calzado ha de:

  • Ser resistente.
  • Ajustarse adecuadamente a la forma del pie.
  • Estar fabricado con materiales de calidad.
  • Pesar poco, para no dificultar el movimiento.
  • Tener una suela con buena adherencia, para evitar resbalones indeseados.

Permanecer sujeto al tobillo, por ejemplo, con una correa elegante, para evitar esguinces.

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Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.

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