Contra los populismos y la demagogia que prostituyen y envilecen la verdad, sólo hay un antídoto: dotar a la ciudadanía de un espíritu crítico, que la vacunen contra las mentiras descaradas de la casta política
Contra los populismos y la demagogia que prostituyen y envilecen la verdad, sólo hay un antídoto: dotar a la ciudadanía de un espíritu crítico, que la vacunen contra las mentiras descaradas de la casta política