La cuenta atrás está en marcha y la hora límite es esta medianoche. En Estados Unidos, se acaban las horas para evitar el shutdown, el cierre del gobierno federal.

Si demócratas y republicanos no llegan a un acuerdo para aprobar los presupuestos antes de que comience el año fiscal, que en Estados Unidos es el 1 de octubre, el gobierno tendrá que cerrar porque no podrá gastar dinero.

¿Qué supondría el shutdown?

El llamado shutdown supone el bloqueo del gobierno federal, es decir, que buena parte de la administración del país deja de funcionar porque no está autorizada a asumir más pagos.

Esto quiere decir no poder pagar las nóminas de los trabajadores, y los que se consideren esenciales tendrán que ir a trabajar sin cobrar.

También dejarían de estar en marcha algunas ayudas sociales y cerrarían los museos públicos y los parques nacionales, por ejemplo.

El presidente Biden hace días que avisa de la necesidad de llegar a un acuerdo porque, si no, «mucho trabajo fundamental en ciencia o salud se vería afectado, desde la investigación contra el cáncer hasta la seguridad alimentaria». Y añade:

«Los americanos necesitan que nuestros amigos republicanos en la Cámara de Representantes hagan su trabajo: dar financiación al gobierno.»

Y todavía habría otros efectos. Se detendría la publicación de estadísticas de empleo e inflación, y esto podría alterar las decisiones de la Reserva Federal de subir los tipos, ya que son dos datos básicos para tomar la decisión.

¿Por qué cuesta tanto aprobar estos presupuestos?

Las mayorías ajustadísimas con las que funciona el Congreso de los Estados Unidos y, sobre todo, los equilibrios internos del Partido Republicano son los responsables de que este acuerdo no llegue.

El líder de los republicanos en el Congreso, Kevin McCarthy, debe elegir entre evitar el cierre del gobierno con un acuerdo con los demócratas, o que el ala radical de su partido pueda descabalgarlo del cargo.

McCarthy, que ya ha hecho muchas concesiones a los ultraconservadores republicanos, ha visto como lo humillaban al impedir que progresara su proposición de ley. Y es que quieren más: piden recortes draconianas en el gasto público, más recursos en la frontera, menos ayuda para Ucrania, etc. Unas exigencias que la mayoría de la cámara dice que no puede asumir.

Otra salida para ganar tiempo sería llegar a un acuerdo para alargar el plazo. Pero los republicanos, hasta ahora, han descartado esta opción.

La última vez que el país vivió un episodio similar fue en 2018, durante la administración Trump, y duró 36 días.

Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.

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