Desde hace más de una semana, Francia lleva sumida en una especie de caos por la aprobación de la reforma de las pensiones. El pueblo francés se ha levantado contra Emmanuel Macron por haber aprobado una ley casi por decreto, que obligará a los franceses a jubilarse a los 64 años en lugar de a los 62.
«Muerte al rey Macron», puede leerse en varias pintadas repartidas por la capital parisina, principalmente en la plaza de la República y en la Bastilla. Y es que el jefe del Eliseo ha encendido los ánimos, provocando un estallido social que comenzó con las huelgas en las refinerías y se fue extendiendo al personal de limpieza o los transportistas, entre otros sectores. El jueves fue la gran eclosión con más de medio centenar de detenidos y otros cientos de policías heridos. Tal fue la situación, que hasta el Rey Carlos de Inglaterra decidió aplazar su visita a Parías.
Pero, la cosa no termina aquí. Para mañana martes hay convocada una nueva manifestación multitudinaria convocada por los ocho grandes sindicatos franceses. La forma que ha tenido el presidente de la República en aprobar las pensiones ha abierto un intenso debate social, tildándolo de autócrata y equiparándolo, en ocasiones, al Rey Luis XV, que perdió la cabeza a manos de la guillotina.
Y es que París ha ardido, pero en esta ocasión ya no se ven chalecos amarillos, no jóvenes racializados procedentes de los suburbios. Lo que se ven ahora son jóvenes, blancos, encapuchados y de tendencia anarquista. Las televisiones galas hablan de los famosos Blackblok que en Barcelona aparecieron en la ya legendaria Batalla de Urquinaona. Aunque tal y como funcionan los grandes medios, poco o nada tienen que ver aquí los anarquistas. Más bien se trata de la juventud desheredada, harta de un presente sin futuro, que aboga por el estallido social como forma fulminante de cambiar las cosas.
🌊 23 mars : la déferlante !
➡️ 3,5 millions de manifestants ont défilé dans le pays, dont 800 000 dans le cortège parisien. Retour en chiffres et en images sur cette belle journée de mobilisation.
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— La CGT (@lacgtcommunique) March 24, 2023
Es cierto que la violencia se ha desatado, por eso desde los sindicatos como el de la CGT no se cansan de pedir que las protestas sean pacíficas y que se evite el contacto directo con la policía. Una policía de gatillo fácil, sobre todo con el gas pimienta. Una policía también de porra fácil, que ha dejado a manifestantes inconscientes con golpes en la cabeza, tal y como se aprecia en algunas imágenes difundidas.
Hoy París es una ciudad sitiada por la policía, que registra a cualquier joven con mochila y da el alto a cualquier pensionista desubicado. Las amenazas y las multas se han convertido en un nuevo aparato represivo. No en vano, se usan como método de contención ante posibles concentraciones espontáneas en el centro de la ciudad.
Como decimos, mañana nueva manifestación multitudinaria, pero Macron ya avisó hace una semana: «Esta reforma es necesaria. No hay cien soluciones si queremos que el sistema de pensiones esté equilibrado, ya no lo está y cuanto más esperemos, más empeorará (…) Y le digo esto a los franceses, no disfruto haciendo esto, hubiera preferido no hacerlo, pero también es por un sentido de responsabilidad que expresé mi compromiso de hacerlo frente a ustedes».
Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.