
SANDRA MUÑOZ
Más de un millar de hosteleros y comerciantes catalanes se han plantado esta mañana en la Plaça Sant Jaume de Barcelona para protestar contra las medidas coercitivas de la Generalitat de Catalunya, que les ha obligado a bajar la persiana a unos y a reducir el aforo a otros. Tal era el enfado de los concentrados que hasta los huevos han volado por la plaza hasta impactar contra las fachadas del Ayuntamiento y el Palau, dejándolas impregnadas. Entre cacerolas, pitos y utensilios de cocina repicando los manifestantes gritaban “¡esto nos va a hundir!” y “¡no al cierre!”. Luego, la protesta se ha desplazado a Paseo de Gràcia para acabar en el cruce con la Diagonal.
Pimec estima que la restauración afronta unas pérdidas de 780 millones de euros con el cierre de dos semanas decretado por la Generalitat, mientras que más de 200.000 trabajadores de este sector se verán afectados directamente por las limitaciones. Los 40 millones de euros de ayudas anunciados por el Govern cubrirían un 5% de estas pérdidas.
Desde propietarios a empleados rasos, se comparte una indignación y ya desespero tras un año que acabará perdido, tras un confinamiento, un verano sin turistas extranjeros y un nuevo cierre que todos creen que durará más de 15 días.
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