La familia kurda que llevaba 10 días retenida en el aeropuerto de El Prat ha sido deportada. El vuelo con destino a Doha ha salido a las diez de Barcelona, y, esta vez sí, la policía ha obligado a subir al activista Mohammad Rahmatinia, su mujer embarazada y su hijo de 7 años.
La Audiencia Nacional no ha considerado suficiente motivo para darle derecho al asilo el hecho de que el hombre participara en las manifestaciones en Irán contra la muerte de Jina Masha Amini, donde hubo más de 500 muertos.
Miembro del Partido Democrático del Kurdistán, considerado ilegal por el régimen de los ayatolás, se convirtió al cristianismo. La presión de las últimas horas y la carta de la mesa del Parlamento al Ministerio del Interior no ha frenado la deportación.
Una familia con un niño de 7 años
El padre es el activista kurdo iraní Mohammad Rahmatinia y llegó a Barcelona con su mujer embarazada y su hijo menor de edad.
La familia pidió asilo político pero se les ha denegado. El hombre asegura que ha sido condenado a 15 años en libertad condicional por su activismo político, y que profesa la fe evangélica.
Además, dice que ha participado en una veintena de manifestaciones del movimiento Mujer, Vida, Libertad, que se desencadenó por el asesinato de la joven Jina Mahsa Amini por no llevar el velo puesto de acuerdo con el rigorismo de la república islámica.
Las protestas crecieron hasta convertirse en un clamor contra las autoridades, que respondieron con una fuerte represión, con asesinatos extrajudiciales, torturas y la detención de hasta 16.000 manifestantes.
Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.