Shrekking

Imagina esto: eres una mujer de treinta y tantos, hastiada de las decepciones de las apps de citas. Los tipos guapos, con perfiles impecables y sonrisas de influencer, te han dejado el corazón hecho trizas. Así que decides probar algo diferente. Deslizas a la derecha en un perfil que no te acelera el pulso: un chico normal, quizás un poco desaliñado, con una foto en la que parece más un duende de bosque que un príncipe azul. Piensas: «Si no soy su ‘liga’, me tratará como a una reina». Al principio, parece funcionar. Flores sorpresa, mensajes cariñosos a medianoche. Pero un día, el ogro se revela: ghosting, mentiras, un corazón roto que duele más porque creías haber bajado la guardia por una buena razón. Bienvenida al mundo del *shrekking*, el término que está revolucionando –o mejor dicho, enredando– el panorama de las citas modernas.

En las últimas semanas, el shrekking ha explotado en las redes sociales, especialmente en TikTok, donde millones de usuarios comparten sus «shrekkings» con un humor ácido que enmascara el dolor real. Inspirado en la icónica película animada Shrek de 2001, este fenómeno describe la práctica de salir con alguien a quien consideras «por debajo de tu nivel» de atractivo físico, con la esperanza de que esa asimetría te garantice un trato de princesa. Pero, como en el pantano del ogre verde, las cosas rara vez salen como en el guion de DreamWorks. Ser «shrekkeado» significa precisamente lo contrario: invertir en una relación «segura» solo para terminar con el alma magullada por alguien que, en teoría, no debería tener el poder de herirte.

El término, que surgió en agosto de este año, no es solo un meme viral; es un síntoma de la fatiga emocional que azota a la Generación Z y a los millennials en un ecosistema de citas hiperconectado y superficial. Según expertos en relaciones, el shrekking refleja una estrategia de autoprotección fallida, donde la belleza se convierte en una moneda de cambio tóxica. En este reportaje, exploramos sus orígenes, sus impactos psicológicos y las lecciones que deja para una cultura del amor cada vez más complicada. Porque, como dice la coach de citas Amy Chan, «el amor moderno es tan enredado que necesitamos palabras nuevas solo para describir lo que nos está pasando».

De un Cuento Infantil a un Manifiesto de Desilusión

Todo comenzó con un video en TikTok. El 15 de agosto de 2025, la usuaria @thisiswhyimsingle2024 subió un clip de 15 segundos que acumulaba ya más de 5 millones de vistas para finales de mes. En él, una joven con maquillaje impecable y un fondo de luces neón resume su odisea romántica: «Todos lo hemos hecho: le damos una oportunidad al chico que no nos atrae, pensando que sabrá lo que tiene y nos tratará bien. Y entonces nos traumatiza un trol entero». El comentario, que alude directamente a Shrek y su compañero Burro, desató una avalancha de testimonios. De la noche a la mañana, #Shrekking se convirtió en trending topic, con variaciones como #GetShrekked y #OgreWithoutThePrincess.

La inspiración es clara: en la película, la princesa Fiona, una belleza humana, se enamora del ogro Shrek, desafiando las normas de la atracción convencional. Es un cuento de aceptación y amor verdadero, donde lo «feo» por fuera es hermoso por dentro. Pero el shrekking invierte el guion. Aquí, la princesa no elige al ogro por química genuina, sino por cálculo: «Si soy más atractiva que él, no me abandonará», explica Emma Hathorn, experta en relaciones de Seeking.com. «Es una ilusión de control en un mundo donde el rechazo duele demasiado».

El fenómeno no es aislado. Forma parte de una ola de neologismos dating que capturan la era post-pandemia: ghosting, breadcrumbing, situationships. Pero el shrekking destaca por su crudeza. Mientras otros términos describen manipulaciones pasivas, este admite una jerarquía implícita basada en la apariencia. «Implica que podemos predecir cómo nos tratará alguien basándonos en su físico. En la realidad, la apariencia no revela el carácter», advierte Hathorn. Y sin embargo, en un mar de filtros de Instagram y swipes superficiales, muchos ven en el shrekking una rebelión contra el «dating up» –esa presión de ascender social y estéticamente que deja a tantos sintiéndose insuficientes.

Para entender su auge, basta mirar las estadísticas de las apps de citas. Aunque no hay datos específicos sobre shrekking, un informe de Bumble de 2024 revelaba que el 62% de las usuarias priorizaban la «conexión emocional» sobre el físico, pero el 45% admitía haber «bajado estándares» tras decepciones previas. En TikTok, el hashtag ha generado más de 20 millones de interacciones en menos de un mes, con creadores como @datingdisasters compartiendo edits de Shrek superpuestos en escenas de rupturas reales. Es pop culture meets terapia colectiva: gracioso en la superficie, devastador debajo.

El Dolor Detrás del Meme

Detrás de los likes y los duetos virales, hay relatos que duelen. Tomemos el caso de Laura, una publicista de 28 años de Barcelona (nombre ficticio para proteger su privacidad). «Después de tres ghostings seguidos por tíos que parecían salidos de un anuncio de colonia, decidí probar con alguien ‘normal’. Era simpático, me hacía reír con chistes tontos sobre series. Pensé: ‘No es mi tipo, pero me valorará’. Duramos dos meses. Luego, me enteré que veía a otras tres al mismo tiempo». Laura se siente «shrekkeada» hasta el tuétano. «Me dolió más porque creí que estaba a salvo. Era como si mi valor solo dependiera de no ser ‘demasiado buena’ para él».

No es un caso aislado. En foros como Reddit (r/dating_advice), hilos sobre shrekking acumulan cientos de respuestas. Una usuaria de Nueva York cuenta: «Salí con un chico que parecía Lord Farquaad –bajo, arrogante, pero inofensivo, o eso creí. Me bombardeó con halagos al principio, pero cuando le pedí exclusividad, me dijo que yo era ‘demasiado para él’ y se largó. Ahora odio Shrek«. Otro testimonio, de un hombre esta vez: «Como gay, el dating es un campo minado. Bajé estándares pensando que un ‘7’ me trataría mejor que un ’10’. Resultado: celos tóxicos y una ruptura que me dejó cuestionando mi autoestima».

Estos relatos ilustran el lado oscuro: el shrekking no solo falla en su promesa de seguridad emocional, sino que amplifica el resentimiento. «Es como dating down desde un lugar de evitación, un mecanismo de defensa que termina en relaciones insatisfactorias o rencor», analiza un artículo de Cosmopolitan que califica el trend como «tóxico y deshumanizante». Porque al final, ¿quién gana cuando el amor se reduce a una ecuación de ligas? Nadie, parece.

La Psicología del Shrekking: ¿Estrategia o Autotraición?

Desde un lente psicológico, el shrekking es fascinante. Representa lo que la terapeuta Esther Perel llama «la paradoja de la elección»: en un mundo con infinitas opciones, elegimos la «seguridad» para evitar el riesgo, pero terminamos más vulnerables. Amy Chan, autora de Breakup Bootcamp: The Science of Rewiring Your Heart, lo explica así: «Poner el físico más bajo en la lista o esperar que la atracción crezca no es malo en sí. Donde falla es cuando asumes que, por ‘bajar’ en looks, te tratarán mejor automáticamente».

La raíz, según Chan, está en traumas pasados. «Muchos hemos sido heridos por parejas ‘ideales’, así que buscamos el antídoto: alguien que no nos ‘deje’ porque no encuentra ‘mejor’. Pero el carácter no correlaciona con la belleza. Un ogro puede ser tan narcisista como un príncipe». Estudios en psicología evolutiva, como los de la Universidad de Texas, sugieren que la atracción inicial importa para la longevidad de las relaciones –el 70% de las parejas duraderas reportan «química física» desde el día uno–, pero el *shrekking* ignora esto, apostando por un «quizás» emocional.

Hathorn añade una capa social: «Refleja un sistema de castas en el dating, basado en looks, edad e ingresos. Es hipergamia al revés: no subimos, bajamos para ‘ganar'». Pero el backlash es real. En Instagram, influencers como @therapyjeff critican el término por perpetuar estereotipos: «¿Por qué ‘shrek’ implica feo y malo? Es ableísmo disfrazado de humor». Y no es casual que el 80% de los testimonios virales vengan de mujeres heterosexuales; en un mundo donde ellas inician el 70% de las rupturas (según datos de eHarmony), el shrekking es un grito de frustración contra el desequilibrio de poder.

Un Espejo de la Dating Fatigue

Más allá de los corazones rotos, el shrekking dice mucho sobre nuestra era. En 2025, con el auge de la IA en las apps (como el matching predictivo de Tinder), el dating se siente más como un algoritmo que como una conexión humana. «Es la fatiga de la abundancia: tantas opciones que preferimos lo ‘seguro’ a lo apasionado», opina Chan en una entrevista con Vice. Y en España, donde el 40% de los solteros reportan «agotamiento romántico» (INE, 2024), el trend resuena fuerte. Apps como Badoo han visto un 15% más de perfiles con bios irónicas como «Busco mi Shrek: feo pero fiel».

Pero hay esperanza. Expertos ven en el shrekking un catalizador para el cambio. «No se trata de volver a solo ligas altas, sino de afinar habilidades para evaluar carácter, valores y disponibilidad emocional, sin importar el paquete», aconseja Chan. Hathorn coincide: «Cuando dos personas comparten metas y valores, encuentran una atracción que sorprende y refuta lo superficial».

Cómo Evitar el Pantano

Si has sido shrekkeado, no estás solo. Aquí van tips de los expertos:

1. Reevalúa tus estándares: No bajes por miedo; elige por alineación. Pregúntate: «¿Me atrae su energía, no solo su foto?»

2. Detecta banderas rojas tempranas: El «trato de princesa» inicial puede ser love bombing. Observa consistencia, no solo halagos.

3. Terapia como antídoto: Apps como BetterHelp ofrecen sesiones enfocadas en autoestima dating. «Rompe el ciclo de evitación», dice Chan.

4. Abraza la vulnerabilidad: Como Fiona y Shrek, la magia pasa cuando bajas la guardia por autenticidad, no por estrategia.

5. Comunidades de apoyo: Únete a grupos como #DatingDetox en Reddit para compartir sin juicio.

Hacia un Amor Más Verde

El shrekking es, en esencia, un cuento de hadas torcido: promete un final feliz en el pantano, pero a menudo deja lodo en el corazón. Surgido de la frustración colectiva, nos obliga a confrontar verdades incómodas sobre belleza, poder y deseo. Como dice Hathorn, «Si alguien te trata mal, hazlo ‘poco atractivo’ en tus ojos, sin importar su look». En un mundo de swipes infinitos, quizás la lección sea simple: busca tu Shrek no por seguridad, sino por risas compartidas en el barro.

Al final, el verdadero ogro no es el que parece uno, sino el miedo que nos hace conformarnos. Y tú, ¿has sido *shrekkeado*? Comparte tu historia –porque en la era digital, el amor se escribe en colectivo.

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Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.

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