En un país donde los incendios forestales devoran miles de hectáreas cada verano, Soria se erige como una anomalía verde. Con más de 447.000 hectáreas de masa boscosa —la mayor de España—, esta provincia castellano-leonesa ha evitado grandes catástrofes ígneas durante más de dos décadas. Mientras regiones como Galicia o Andalucía luchan contra llamas voraces, Soria permanece casi indemne. ¿Cuál es el secreto? Un modelo de gestión sostenible, un clima benévolo y una cultura arraigada en el cuidado del monte conforman la respuesta. Este reportaje explora las claves de esta resistencia, basada en datos oficiales, testimonios de expertos y análisis de prácticas forestales.
La joya verde de España: la masa boscosa soriana
Soria no es solo una provincia despoblada; es un pulmón forestal. Según datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), la superficie arbolada de España alcanza los 18,4 millones de hectáreas, pero Soria concentra el 48% de su territorio en bosques, superando a cualquier otra provincia en densidad relativa. La Tierra de Pinares, compartida con Burgos, abarca 100.000 hectáreas de pino albar (Pinus sylvestris), la mayor masa continua de esta especie en Europa. Covaleda, en el norte soriano, alberga el pinar más extenso del continente, un ecosistema que se extiende como un tapiz verde interminable.
Esta abundancia no es casual. Históricamente, los bosques sorianos han sido fuente de riqueza: madera para construcción, resina para industria química y setas para gastronomía. «El bosque es una fuente de recursos de la que se benefician todos los vecinos», explica un artículo de Diario de Castilla y León, citando a expertos locales. Esta percepción colectiva ha transformado el monte en un bien común, no en un abandono rural.
Pero, ¿por qué no arde? En 2022, España sufrió uno de los peores años de incendios, con más de 300.000 hectáreas quemadas, según la Estadística General de Incendios Forestales (EGIF) del MITECO. Soria, sin embargo, registró solo medio centenar de conatos menores, sin grandes daños. El último incendio significativo fue en 2000, cuando 2.500 hectáreas ardieron en la zona de Pinares. Desde entonces, paz forestal.
Estadísticas que hablan: Soria vs. el resto de España
Para entender la excepcionalidad soriana, basta con comparar datos. La EGIF revela que, entre 2013 y 2023, España acumuló 1,22 millones de hectáreas quemadas en 81.093 incendios. Galicia, con masas boscosas similares, pero más fragmentadas, lideró la lista con Orense como epicentro de destrucción. Andalucía y Extremadura siguieron, azotadas por mega-incendios como el de Sierra Bermeja en 2021.
Soria, en cambio, apenas figura en las listas. En 2024, hasta agosto, la provincia no registró incendios forestales significativos, gracias a la humedad persistente del terreno. En 2025, hasta mayo, el total nacional de hectáreas quemadas era de 10.429, pero Soria contribuía mínimamente. «Soria es un ejemplo en gestión forestal y cuidado de los montes a nivel regional, nacional y también europeo», afirma un informe de la Asociación Forestal de Soria (Asfoso).
Estos números no son suerte. La Fundación Civio, en su mapa de incendios, muestra que provincias con alta densidad forestal como Zamora o Lleida sufren más por falta de mantenimiento. Soria invierte en prevención: en 2022, evitó grandes fuegos pese a olas de calor, demostrando que la gestión supera al clima adverso.
El ‘Modelo Soria’: gestión sostenible como escudo antifuego
El corazón de la resistencia soriana late en su modelo de gestión forestal, un enfoque centenario que conjuga explotación racional y conservación. «La clave viene desde hace siglos y es conjugar el aprovechamiento con la prevención», detalla un análisis del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes. Muchos montes son propiedad municipal o comunal, lo que distribuye beneficios entre vecinos: lotes de madera anuales, permisos para setas o caza.
Esta propiedad colectiva incentiva el cuidado. La Asociación Forestal de Soria (Asfoso) realiza limpiezas intensivas: podas, desbroces y clareos que reducen el combustible vegetal. «La prevención de incendios es cosa de todos. Nosotros podemos ayudarte a mantener limpio tu monte», proclama Asfoso en sus campañas. En 2025, 175 municipios solicitaron brigadas para limpiar zonas periurbanas, evitando acumulaciones de biomasa seca.
Expertos como Jesús Barranco, especialista en lucha contra incendios, destacan que este modelo adapta los bosques al cambio climático. En el proyecto LIFE Soria ForestAdapt, se proponen acciones para mitigar riesgos: diversificar especies y mejorar la resiliencia. «Incluso con los incendios, el objetivo es ayudar al planeta a reencontrar el equilibrio», afirma Barranco.
Comparado con otras regiones, donde el abandono rural deja montes densos y vulnerables, Soria explota sosteniblemente: se tala lo que crece anualmente, manteniendo densidades bajas. Proyectos como RECONECTA, con Asfoso, impulsan esta gestión en provincias despobladas, fomentando empleo verde.
Clima y vegetación: aliados naturales contra las llamas
No todo es gestión humana; la naturaleza juega a favor. Soria tiene un clima continental: inviernos gélidos con nevadas y veranos moderados, con temperaturas raramente superando los 35 °C. «La humedad que aún hay en el terreno por las lluvias primaverales» explica la ausencia de fuegos en julio de 2024. A diferencia del Mediterráneo, donde sequías prolongadas secan la vegetación, Soria retiene agua en suelos arcillosos.
La vegetación dominante —pinos silvestres y albares— es resistente si gestionada. Estos árboles tienen copas altas y sotobosque controlado, reduciendo propagación horizontal. En zonas como Urbión o Picos de Urbión, la mezcla con robles y encinas añade biodiversidad, menos inflamable que eucaliptos gallegos.
Sin embargo, el cambio climático amenaza: informes predicen más sequías y plagas. «El calentamiento ya está cambiando Soria y hay que adaptar los sectores productivos», advierte un estudio de Soria ForestAdapt. Plagas como la procesionaria del pino se expanden, debilitando árboles.
Prevención tecnológica y vigilancia: el frente avanzado
Soria no se duerme en laureles. La Junta de Castilla y León coordina un operativo con torretas de vigilancia, brigadas y aviones. En 2025, vigilantes protestaron contra recortes, destacando su rol clave. Innovaciones como sensores de Clece y Talher detectan humo en minutos, usando IA y energía solar. Instalados en montes públicos, alertan vía app, previniendo conatos.
Organizaciones como IncendiosZero recuperan montes abandonados, convirtiéndolos en «espacios vivos». Equipos EPRIF del MITECO realizan quemas controladas y sensibilización.
Desafíos futuros: el cambio climático y la despoblación
Pese a éxitos, Soria enfrenta retos. El calentamiento global amplifica riesgos: más olas de calor y menos lluvias. La despoblación —Soria tiene solo 88.000 habitantes— podría reducir mano de obra para mantenimiento. «Si los bosques están estresados, los efectos se amplifican», advierte un experto.
Proyectos como Soria ForestAdapt proponen adaptación: plantar especies resistentes y diversificar. El ‘Modelo Soria’ se exporta: regiones como Extremadura miran hacia él.
Conclusión: un modelo para España
Soria no arde porque ha convertido su bosque en un aliado vivo, no en un peligro latente. Gestión sostenible, clima favorable, vegetación resistente y prevención activa forman un escudo impenetrable. Como dice un vecino de Covaleda: «El monte nos da vida; nosotros se la devolvemos». En un España cada vez más inflamable, Soria ilumina el camino: invertir en bosques no es gasto, es supervivencia. Si el resto sigue su ejemplo, quizás evitemos que el verde se convierta en ceniza.
Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.





