Durante la última década, prácticamente todos los países europeos han introducido controles estrictos sobre los productos relacionados con el entretenimiento y los juegos de azar en línea. España ha sido especialmente estricta en este sentido. Desde 2021, la publicidad de las plataformas de iGaming está restringida en la televisión y la radio del país y no está permitida entre la 1:00 y las 5:00 de la madrugada. Los deportistas, los influencers populares y los famosos ya no pueden aparecer en la publicidad. Los clubes deportivos también han recibido instrucciones de rechazar el patrocinio de marcas de iGaming. La adopción de estas medidas debería dar lugar a un panorama mediático más limpio. Sin embargo, los resultados han sido muy diferentes.
En la economía digital, la industria del iGaming es una de las más adaptables. Rápidamente pasó a formatos de promoción alternativos, como el streaming, los podcasts y los artículos nativos. La integración en los canales de YouTube y Twitch también es un método de promoción muy popular. Por ejemplo, algunos blogueros son populares en segmentos como los deportes electrónicos o el análisis futbolístico. Pueden «encontrar» plataformas de apuestas y hablar de ellas sin llamar directamente a la acción en dichos vídeos. Pero incluso sin un logotipo específico, lo comentan con tal detalle que, en apariencia, parece una reseña del proyecto; sin embargo, en esencia, se trata de publicidad, aunque carezca de características legales.
Los algoritmos de las redes sociales y los portales de vídeos simplemente no pueden rastrear este tipo de información. Los filtros de YouTube, TikTok e Instagram no son tan difíciles de eludir: basta con utilizar un vocabulario neutro. Por ejemplo, en TikTok se pueden encontrar fácilmente guías en vídeo para principiantes con miles de visitas. No solo se nos muestra la interfaz, sino que también se nos dice que los jugadores serán recompensados por su actividad.
El uso de sistemas de referencia ocultos y enlaces de afiliados es otra táctica eficaz. Se construye una cadena de recursos «objetivos», desde blogs temáticos hasta reseñas comparativas. Y a través de ellos, el usuario acaba en el sitio web. Formalmente, estos recursos no infringen la ley, ya que la información se presenta como noticias, análisis o la opinión subjetiva del equipo editorial. Algunos de estos sitios de reseñas publican una lista de bonos sin depósito de sitios de apuestas para atraer a usuarios potenciales. Los temas de las publicaciones se seleccionan de tal manera que se eviten restricciones.
También hay que tener en cuenta la complejidad jurídica. Si la plataforma está bajo la jurisdicción de otro país, utiliza una infraestructura que no está sujeta al regulador local que ha emitido la prohibición. Por ejemplo, una entidad jurídica maltesa puede tener servidores escandinavos y su público principal en España. Por lo tanto, la publicidad de dicha plataforma no está regulada por la legislación española.
Trabajar con mensajeros como Telegram, Discord y WhatsApp también presenta retos particulares. Telegram, por ejemplo, cuenta con comunidades enteras que debaten sobre plataformas verificadas y estrategias, con canales disfrazados de canales de noticias a pesar de los evidentes enlaces de afiliados.
Los motores de búsqueda no indexan estos canales, no están sujetos a las normas publicitarias y es imposible rastrearlos. Las aplicaciones móviles adaptativas, creadas por muchas plataformas de entretenimiento en línea, también merecen una mención aparte. Estas aplicaciones suelen instalarse mediante descarga directa, lo que les permite eludir fácilmente las restricciones impuestas por las empresas.
Estas aplicaciones también se promocionan mediante métodos alternativos.
La prohibición total de la publicidad debería tener como objetivo la protección de los usuarios. Sin embargo, está ocurriendo lo contrario: el sector del entretenimiento en línea está entrando en una zona gris en la que hay una falta de control y transparencia. Por lo tanto, debemos aceptar la realidad moderna en la que la publicidad abarca más que simples eslóganes y banners. Se está personalizando y descentralizando, lo que la hace prácticamente invisible. Mientras los usuarios sigan interesados en las plataformas de entretenimiento en línea, siempre habrá oportunidades para promocionarlas.
Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.





