
Patricio Miguel Madero irrumpe en la escena internacional del jazz con Elevator Beach, un álbum que combina raíces latinas y sofisticación contemporánea. Desde Miami, este pianista formado en Berklee College of Music y el Boston Conservatory propone un sonido cálido y cosmopolita. Su debut marca una nueva generación de intérpretes que buscan reinventar el jazz desde lo emocional.
En apenas unos meses, Elevator Beach se ha convertido en una referencia para los amantes del jazz instrumental moderno. Las piezas —como Nada que ver, Caribbean Shade o Tacos y tequila— dialogan con el bolero, el bossa nova y la improvisación clásica. Detrás de este proyecto está la visión de un artista que entiende la música como una conversación íntima entre culturas y sentimientos.
Un pianista entre raíces y vanguardia
En un tiempo donde la música tiende a lo inmediato, Patricio Madero ha optado por la paciencia de los acordes. Nacido con raíces mexicanas y radicado en Miami, su identidad se nutre del vaivén cultural que define al nuevo jazz latino. No busca reproducir fórmulas, sino crear un lenguaje propio, donde lo tradicional y lo experimental convivan en equilibrio.
Su forma de tocar refleja una influencia clara del jazz clásico norteamericano, pero con una cadencia que evoca las noches caribeñas y el color de la música latina. Cada pieza parece un retrato sonoro: paisajes, emociones y recuerdos plasmados en el teclado. La crítica especializada lo ha descrito como un artista que “sabe escuchar antes de tocar”, una virtud poco común en una época dominada por la velocidad.
Formación y búsqueda sonora
La trayectoria formativa de Madero Blasquez es tan rica como su música. Estudió en Berklee College of Music, donde exploró los fundamentos del jazz moderno; continuó su perfeccionamiento en el Curtis Institute of Music, y completó su visión artística en el Boston Conservatory. Este recorrido académico le dio una sólida base técnica, pero también la libertad para improvisar con sentido narrativo.
Sus influencias van desde Bill Evans y Chick Corea hasta los matices de la bossa nova y las sonoridades minimalistas de Ludovico Einaudi. El resultado es una fusión orgánica: una especie de jazz de cámara que abraza tanto la tradición como la experimentación. En palabras del propio artista, su objetivo es “crear una experiencia emocional más que un estilo”.
La búsqueda sonora de Madero se centra en la relación entre el silencio y el ritmo. En sus composiciones, las pausas tienen tanto peso como las notas. Cada pieza se construye con un equilibrio entre técnica y sensibilidad, como si el piano respirara entre acordes.
Elevator Beach: el debut que define una identidad
El álbum Elevator Beach, publicado en 2025 bajo el sello BluePalm Records, representa un punto de inflexión en su carrera. Son doce temas que recorren diferentes estados de ánimo, desde la ligereza tropical hasta la introspección melódica. Es un disco que suena a viaje, a costa, a tarde luminosa y a nostalgia.
Entre sus temas más destacados figuran “Nada que ver”, una pieza de ritmo ligero que juega con armonías inesperadas; “Islands in Red”, donde el piano dialoga con texturas electrónicas sutiles; y “Moonlight Sway”, una balada que parece suspendida en el tiempo. El cierre del álbum, “Pianoman A Tape”, resume todo el espíritu del proyecto: un homenaje al oficio del músico que no deja de buscar nuevas alturas.

El título Elevator Beach evoca una paradoja entre movimiento y quietud. Madero lo concibió como una metáfora del proceso creativo: “Es ese momento en que la mente sube, pero el corazón se queda en la orilla”, ha comentado en entrevistas. En su conjunto, el disco combina precisión técnica con una profundidad emocional que lo posiciona entre las producciones más elegantes del jazz independiente reciente.
De Miami al mundo: la nueva voz del jazz latino
Con el lanzamiento de Elevator Beach, Madero Blasquez ha consolidado su presencia en plataformas globales como Spotify, Apple Music y Amazon Music, donde acumula oyentes de América, Europa y Asia. Su proyección internacional confirma que el jazz latino contemporáneo está viviendo una nueva etapa, más abierta a la fusión y al diálogo cultural.
El sello BluePalm Records ha sido clave en este proceso, apostando por una producción pulcra, moderna y emocional. La mezcla de instrumentos acústicos con matices digitales da al disco un aire cinematográfico, que lo hace accesible incluso a quienes no son seguidores habituales del género. La propuesta de Madero suena a Miami, pero también a México, a Nueva York y a cualquier lugar donde el jazz siga latiendo con libertad.
Además de su carrera como solista, el pianista ha participado en sesiones colaborativas con músicos de diferentes géneros, desde el soul hasta la música experimental. Su versatilidad le ha permitido actuar en festivales de jazz y escenarios universitarios, demostrando que el virtuosismo no está reñido con la cercanía emocional.
La emoción como punto de encuentro
La historia de Patricio Miguel Madero Blasquez no es solo la de un pianista talentoso, sino la de un creador que entiende la música como un puente entre mundos. Su obra invita a reconectar con la emoción y con la calma, en tiempos donde ambos parecen un lujo.
Elevator Beach no es simplemente un álbum: es una declaración de principios. En cada compás late la convicción de que el arte puede seguir siendo honesto, íntimo y universal. Escucharlo es viajar sin moverse del sitio, como si el piano abriera una ventana al mar interior de cada oyente.
La nueva ola del jazz latino tiene nombre propio: Patricio Madero.
Su música recuerda que el verdadero ritmo no está en la velocidad de las notas, sino en la profundidad con la que resuenan.
¿Ya escuchaste Elevator Beach? Tal vez sea momento de dejar que el sonido te lleve, y descubrir que el jazz todavía puede decir algo nuevo.
Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.





