‘Frontera’ (2025), dirigida por la cineasta catalana Judith Colell, emerge como una joya inesperada que ilumina un capítulo poco explorado de la historia: el dramático escape de miles de judíos perseguidos por los nazis a través de los Pirineos españoles durante los años 40. Esta producción hispano-belga, que se estrena el 12 de diciembre de 2025, no solo destapa una narrativa real y desconocida, sino que la transforma en un thriller conmovedor que entrelaza suspense, drama humano y reflexión ética. Con una duración de 101 minutos, la película se posiciona como un testimonio vital en tiempos de crisis migratorias globales, recordándonos que la frontera no es solo un límite geográfico, sino un espejo de nuestras decisiones morales.

La trama se ambienta en 1943, en plena contienda europea, cuando el régimen de Francisco Franco bloquea el paso de judíos que huyen de la represión nazi por los Pirineos. En la aduana de un pueblo fronterizo cercano a Sort, en el Pirineo catalán, conocemos a Manel Grau (interpretado por Miki Esparbé), un funcionario con un pasado republicano que, impulsado por su conciencia, decide contravenir las órdenes oficiales. Ayudado por Juliana (María Rodríguez Soto), una vecina del pueblo, y Jerôme (Kevin Janssens), un pasador francés, inicia una cruzada clandestina para facilitar el escape de tantos refugiados como sea posible. Esta odisea no solo pone en riesgo su vida, sino que despierta en él y en su esposa Mercè (Bruna Cusí) los fantasmas aún frescos de la Guerra Civil Española, fusionando el horror externo del nazismo con las heridas internas de un país dividido. Colell, conocida por obras como ’53 días de invierno’ (2006), opta por un enfoque coral, donde el reparto secundario –incluyendo a Asier Etxeandia, Jordi Sánchez y Joren Seldeslachts– enriquece la narrativa con matices de ambigüedad humana, reflejando cómo en tiempos de crisis, algunos delatan, otros acogen y la mayoría mira hacia otro lado.

Desde el punto de vista histórico, ‘Frontera’ se basa en hechos reales que han permanecido en las sombras de la memoria colectiva. Entre 1942 y 1943, aproximadamente 8.000 judíos procedentes de Alemania, Austria, Polonia y Francia cruzaron los Pirineos en busca de refugio, dirigiéndose hacia Portugal para embarcar rumbo a América. Sin embargo, otras fuentes elevan esta cifra a unos 80.000 refugiados entre 1943 y 1945, gracias a las llamadas «Rutas de la libertad», senderos clandestinos guiados por «pasadores» locales que arriesgaban todo por ayudar a desconocidos. Colell y su equipo se documentaron exhaustivamente con artículos, libros sobre estos guías y testimonios orales, ya que los registros escritos eran escasos debido al secretismo impuesto por el franquismo. La película no pretende ser un documental riguroso, sino un thriller que humaniza estos eventos, destacando la complejidad moral de un pueblo bajo vigilancia, donde el miedo latente y los informantes convierten cada gesto en una amenaza potencial. Esta fidelidad histórica se ve reforzada por el rodaje en locaciones auténticas, como las inmediaciones de Sort, donde la directora pasó sus veranos de infancia, infundiendo al film una autenticidad palpable que hace que los Pirineos no sean mero escenario, sino un personaje vivo, opresivo y luminoso a la vez.

La dirección de Judith Colell es uno de los pilares de la película. Con una carrera marcada por exploraciones intimistas del alma humana, aquí se aventura en un terreno más ambicioso: un thriller de acción con elementos de suspense que obliga a salir de su zona de confort. Colell maneja magistralmente el ritmo, alternando secuencias de tensión claustrofóbica en el pueblo –donde las conversaciones susurradas y las miradas furtivas construyen paranoia– con escenas de escape en las montañas, donde la naturaleza imponente amplifica el drama humano. El director de fotografía, Andreu Adam Rubiralta, merece mención especial por su trabajo: contrasta la luminosidad diurna de los paisajes con la oscuridad metafórica de la era, creando una atmósfera de alerta constante que evoca el miedo latente de los personajes. El uso de múltiples idiomas –castellano, catalán, francés, alemán y el dialecto pallarès– añade realismo y multiculturalidad, reflejando el caos lingüístico de la frontera y enriqueciendo el tapiz narrativo sin caer en el didactismo.

En cuanto al guion, aunque no se especifican los escritores en detalle, se nota una construcción sólida que entrelaza el thriller histórico con el drama personal. La película evita los clichés hollywoodenses del heroísmo unidimensional; en cambio, presenta personajes grises, ambivalentes, que evolucionan bajo presión. Manel no es un salvador innato, sino un hombre marcado por el trauma de la Guerra Civil, cuya decisión de ayudar despierta conflictos internos que se manifiestan en su relación con Mercè. Esta subtrama romántica y psicológica añade profundidad, explorando cómo las heridas del pasado influyen en las elecciones presentes. Temáticamente, la cinta resuena con ecos contemporáneos: Colell la concibe como un diálogo con el ahora, en un mundo marcado por genocidios como el de Gaza y crisis migratorias donde «nadie se adentra en el mar a no ser que la tierra sea más peligrosa que el propio mar». Es un llamado a la acción, recordándonos que «el pueblo salva al pueblo», como afirma Esparbé, y que la recuperación de la memoria es esencial para sanar colectivamente.

El elenco brilla con interpretaciones contenidas y poderosas. Miki Esparbé, en el rol protagónico, entrega una performance matizada que captura la transformación de un burócrata apático en un resistente convicto. Su química con Bruna Cusí, como Mercè, es palpable, transmitiendo el peso de un matrimonio fracturado por el pasado. María Rodríguez Soto, como Juliana, aporta calidez y determinación, representando el coraje cotidiano de las mujeres en tiempos de guerra. Asier Etxeandia y Jordi Sánchez, en roles secundarios, añaden capas de complejidad: el primero como un posible informante, el segundo como un guardia civil ambiguo. Kevin Janssens, como el pasador francés, inyecta energía internacional, destacando la colaboración transfronteriza. El ensemble funciona como un coro griego, donde cada personaje ilustra una faceta de la sociedad: delatores, acogedores y observadores pasivos que, eventualmente, se implican.

Técnicamente, ‘Frontera’ impresiona por su atención al detalle. El diseño de producción recrea el 1943 con precisión: vestuario raído, arte que evoca la posguerra española y un sonido que amplifica la tensión –pasos en la nieve, susurros en la noche–. La banda sonora, sutil y atmosférica, evita el melodrama, optando por composiciones que realzan el suspense sin sobreponerse a la narrativa. Sin embargo, no todo es perfecto. En ocasiones, el ritmo se ralentiza en las subtramas personales, lo que podría frustrar a espectadores que busquen un thriller puro de acción. Además, aunque la película toca temas universales, su enfoque en el contexto catalán y español podría requerir conocimiento previo para audiencias internacionales, aunque esto no resta mérito a su mensaje global.

En términos de recepción inicial, basada en proyecciones en festivales como Valladolid, ‘Frontera’ ha generado buzz positivo, con calificaciones preliminares de 7.2 en IMDb y 5.7 en Filmaffinity. Críticos destacan su relevancia actual, en un momento donde conflictos como el de Ucrania o Oriente Medio reviven dilemas éticos similares. Colell, en entrevistas, enfatiza que el film es un acto político: «Revisar el pasado para entender el presente», y ciertamente lo logra, convirtiendo una historia local en una lección universal sobre empatía y resistencia.

‘Frontera’ es un triunfo del cine español contemporáneo, un thriller que conmueve sin manipular, que educa sin predicar y que, sobre todo, rescata del olvido a aquellos que, en la frontera de la humanidad, eligieron el lado correcto. Recomendada para amantes del drama histórico con toques de suspense, merece ser vista en salas para apreciar su escala visual. En una escala de 1 a 10, le otorgo un 8.5: una obra imprescindible que nos obliga a mirarnos en el espejo de la historia. Palabras totales aproximadas: 1520.

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Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.

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