La caída del avión militar turco C-130 sobre Georgia el pasado martes pareció pasar calmadamente en los medios, pero ciertamente no fue así para quienes tienen criterio y experiencia. La forma en que cayó el avión, las partes de su estructura que volaron por el aire y la ausencia de cualquier declaración clara del Ministerio de Defensa turco a la espera de los resultados de la investigación son señales que abren la puerta a grandes preguntas y quizás a hipótesis aún mayores. Esto se acentúa especialmente cuando Azerbaiyán se apresura a plantear la hipótesis de que el avión fue destruido o que la carga no estaba bien asegurada. Aunque esta última es una explicación técnica posible, la rapidez con la que se presentó antes de que concluyeran las investigaciones ha llevado a muchos a convencerse de que hay algo oculto o, al menos, algo que se teme revelar.

Por lo tanto, puede ser útil acercarse más a la verdad mencionando todas las partes posibles, sin descartar tampoco la hipótesis de un accidente casual, antes de detenernos en la parte cuya presencia no puede ignorarse en ningún expediente sensible de seguridad en la región.

Rusia

Un analista podría decir que Rusia quizá quiso vengarse por el derribo de su avión a manos de Turquía en Siria hace años. Pero las condiciones actuales no son propicias: Turquía y Rusia se encuentran en un estado de claro equilibrio de intereses y de cuidadoso intercambio de roles en Siria, el Cáucaso y Ucrania. Esto hace que la posibilidad sea débil, pero no imposible.

Grupos kurdos

No se descarta la posibilidad de que miembros extremistas del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) o algún grupo rebelde relacionado hayan llevado a cabo una operación así. Sin embargo, la capacidad técnica para derribar un avión militar en el espacio aéreo de Georgia es cuestionable. A menos que recibieran apoyo de aliados regionales, se convierte simplemente en una posibilidad más.

Irán

Las relaciones turco-iraníes viven una competencia regional, pero no existe ningún indicio práctico de que Teherán emprenda una acción así en un momento en el que se prepara para una posible guerra regional contra ella. La posibilidad es poco probable.

Grecia y Armenia

Armenia hoy es demasiado débil como para entrar en una confrontación directa de este tipo, y Grecia, por más profundo que sea su desacuerdo con Turquía, no se atrevería a dar un paso que diera a Ankara justificación para un enfrentamiento abierto. Las posibilidades aquí son casi inexistentes.

El actor evidente y oculto a la vez: Israel

Hay una parte que nadie se atreve a excluir o acusar directamente, y hacia la cual muchos han comenzado a mirar: Israel. No como una acusación directa, sino como una hipótesis lógica en el mundo de la inteligencia. Israel siempre ha actuado en la región sin restricciones significativas y con una profunda coordinación con Estados Unidos, y a veces incluso sin esperar su aprobación. Es la única parte que no tiene en gran cuenta las condenas o respuestas y posee la capacidad de llegar a casi cualquier punto del Medio Oriente.

Pero ¿por qué este avión en particular y por qué en este momento?

La respuesta, según algunos analistas, puede residir en la identidad de los veinte individuos que murieron. Entre ellos se encontraban ingenieros y expertos técnicos importantes en el expediente del mantenimiento y desarrollo de los aviones F-16, así como personas involucradas en las complejas negociaciones de Turquía con Estados Unidos sobre los F-35. Si esta información es cierta, el avión no sería solo un medio de transporte, sino un portador de mentes sensibles en la ruta del equilibrio aéreo regional.

Si hay una parte que quisiera enviar un mensaje a Turquía, ese mensaje sería el siguiente:

  • Derribamos un avión sin presidente, y podríamos derribar otro con el presidente, en una clara alusión al incidente del fallecido presidente iraní Ebrahim Raisi.
  • No estamos de acuerdo con que Turquía posea equipamiento aéreo capaz de cambiar las reglas del juego, especialmente los F-35.
  • Nuestra capacidad para alcanzarte es amplia, y tu capacidad de responder está sujeta a cálculos complejos.

Algunos no olvidan el incidente del avión egipcio derribado cuando regresaban oficiales que habían recibido entrenamiento sensible en Estados Unidos, lo que coloca nuevamente el nombre de Israel en la lista de actores que no deben excluirse en estos casos.

Hasta ahora no existen resultados anunciados ni se ha revelado el contenido de las cajas negras del avión turco. Sin embargo, las experiencias previas indican que lo que se anuncia no siempre es lo que realmente ocurrió, y que lo que se mantiene en secreto suele ser más peligroso que lo revelado, especialmente cuando Israel es una de las partes posibles.

Quizá el incidente no haya sido más que una falla técnica repentina… y quizá haya sido mucho más que eso. Un análisis como este no es una acusación, sino una anticipación de los resultados y una presentación de hipótesis existentes que han desconcertado a muchos dentro y fuera de Turquía.

Queda por ver si la investigación revelará toda la verdad o si algunas de sus páginas se cerrarán para evitar un escándalo cuyas consecuencias Ankara no pueda manejar.

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