En un contexto de crecientes demandas por la igualdad y el reconocimiento profesional, cerca de 600 enfermeras catalanas han unido fuerzas para formar la Plataforma A1, un movimiento que busca abordar las desigualdades salariales y profesionales que afectan a este colectivo esencial del sistema sanitario. Este grupo, respaldado por el sindicato Satse, ha surgido con un objetivo claro: exigir la reclasificación profesional al subgrupo A1, equiparándose a otras profesiones sanitarias con formación universitaria similar, y poner fin a una brecha salarial que, según sus cálculos, asciende a unos 400 euros mensuales entre categorías. Además, critican la nueva clasificación del Marco Español de Cualificaciones para el Aprendizaje Permanente (Mecu) por perpetuar desigualdades y limitar su acceso a puestos de gestión y dirección.
La Génesis de la Plataforma A1
La Plataforma A1 nace en Cataluña como una respuesta directa a décadas de frustración acumulada por parte de las enfermeras, quienes, a pesar de contar con una formación universitaria de grado (240 créditos ECTS, equivalente a otras disciplinas como biología o farmacia), permanecen clasificadas en el subgrupo A2 del Estatuto Básico del Empleado Público (EBEP). Esta clasificación, heredada del antiguo sistema universitario que diferenciaba entre diplomados (A2) y licenciados (A1), no refleja la realidad actual tras el proceso de Bolonia, que homogeneizó las titulaciones universitarias bajo el paraguas del grado.
El movimiento, que ya cuenta con alrededor de 1.200 miembros a nivel nacional, aunque mayoritariamente catalanes, busca presionar al Ministerio de Sanidad para que se implemente el nuevo Estatuto Marco, un documento que podría redefinir las categorías profesionales y sus correspondientes retribuciones. Según las enfermeras, esta reclasificación no solo es una cuestión de justicia salarial, sino también de reconocimiento profesional, ya que la actual clasificación A2 limita su acceso a roles de liderazgo, como la dirección de centros de salud o la participación en grupos de investigación de alto nivel.
El impulso inicial de esta movilización proviene del sindicato Infermeres de Catalunya, que desde su fundación hace cinco años ha abogado por la reclasificación al subgrupo A1. Su éxito en Cataluña, donde lograron un compromiso del Ministerio de Sanidad en 2024 para actualizar la categoría profesional, ha inspirado a otras regiones como el País Vasco, Canarias y Andalucía a unirse al movimiento.
La Brecha Salarial: 400 Euros de Diferencia
Uno de los pilares de la lucha de la Plataforma A1 es la brecha salarial que separa a las enfermeras del subgrupo A2 de otras profesiones sanitarias clasificadas en el A1, como médicos, farmacéuticos o biólogos. Según estimaciones del colectivo, esta diferencia puede alcanzar los 400 euros mensuales, una cifra significativa que no solo afecta el poder adquisitivo de las enfermeras, sino que también refuerza una percepción de infravaloración de su labor.
En Cataluña, el sindicato Satse ha destacado que las enfermeras han logrado un avance parcial con el III Convenio SISCAT, firmado en 2024, que incrementó el salario base de las enfermeras, comadronas y fisioterapeutas en un 18% en dos años, equiparándolo al de otros profesionales de grado no asistencial con 240 créditos ECTS. Este acuerdo permitió que las percepciones anuales pasaran de unos 31.300 euros a aproximadamente 37.000 euros en 2024, un paso significativo pero insuficiente, ya que las enfermeras aún no están clasificadas en el grupo A1 (o Grupo 1 en el SISCAT).
A pesar de este logro, el colectivo subraya que la reclasificación al A1 es crucial para garantizar una remuneración justa que refleje su formación, competencias y responsabilidades. Las enfermeras, especialmente en atención primaria, han asumido funciones avanzadas, como la prescripción de medicamentos para ciertas afecciones, lo que evidencia su creciente rol en el sistema sanitario. Sin embargo, estas responsabilidades adicionales no se han traducido en un reconocimiento salarial o profesional acorde.
Críticas al Sistema Mecu: Perpetuando Desigualdades
La nueva clasificación propuesta por el Ministerio de Sanidad, basada en el Marco Español de Cualificaciones para el Aprendizaje Permanente (Mecu), ha generado un fuerte rechazo por parte de Satse y la Plataforma A1. Según el borrador del Estatuto Marco, las enfermeras serían ubicadas en el Grupo 6 (Mecu 6), junto a fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales y trabajadoras sociales, mientras que las enfermeras especialistas (con cuatro años de formación adicional) compartirían el Grupo 7 (Mecu 7) con veterinarios y farmacéuticos. En contraste, el Grupo 8 (Mecu 8), reservado para doctorados y profesionales con especializaciones de más de cuatro años, incluye a médicos, biólogos, químicos y psicólogos especialistas, entre otros.
Paloma Repila, representante sindical de Satse, ha criticado esta estructura por perpetuar las desigualdades existentes. Según Repila, el sistema Mecu no reconoce adecuadamente la especialización de las enfermeras, ya que la tasación por años de especialidad (cuatro años para Mecu 6, más de cuatro para Mecu 7) es insuficiente y no permite una progresión justa. Además, esta clasificación limita las oportunidades de las enfermeras para acceder a puestos de alta dirección o liderar grupos de investigación, a pesar de que muchas cuentan con doctorados o formación avanzada.
Otro punto de crítica es la falta de flexibilidad en la evaluación de la especialización. Satse propone que esta se mida en períodos más cortos, como anualmente o cada dos años, para reflejar con mayor precisión las competencias adquiridas por las enfermeras a lo largo de su carrera. La rigidez del sistema Mecu, según el sindicato, refuerza una jerarquía profesional que subvalora a las enfermeras y perpetúa la brecha de género, dado que la enfermería es una profesión mayoritariamente femenina.
La Dimensión de Género: Una Profesión Feminizada
La lucha de la Plataforma A1 no puede entenderse sin considerar la dimensión de género. La enfermería, al igual que la fisioterapia, es una profesión altamente feminizada, con un 84% de mujeres según datos del Ministerio de Sanidad. Esta feminización ha contribuido a una percepción social de menor prestigio y a peores condiciones laborales, incluyendo salarios más bajos, alta temporalidad y empleo a tiempo parcial.
Un estudio reciente del Ministerio de Sanidad revela que, a pesar de que las enfermeras superan en número a los enfermeros en una proporción de 6 a 1, los hombres ocupan un porcentaje mayor de puestos de responsabilidad (4,8% frente al 3,4% de las mujeres). Esta disparidad refleja una brecha de género en el acceso a roles de gestión y dirección, lo que limita el desarrollo profesional de las mujeres enfermeras y contribuye a la desigualdad salarial.
Satse ha denunciado que la clasificación A2, en la que permanecen las enfermeras, agrava esta brecha de género al no reconocer su formación de grado ni sus competencias, en comparación con profesiones masculinizadas como la medicina. La Plataforma A1, al exigir la reclasificación al A1, busca no solo una mejora salarial, sino también un reconocimiento que visibilice la profesionalidad de la enfermería y combata los estereotipos que la relegan a un rol secundario.
El Camino Hacia el Estatuto Marco
El futuro de las demandas de la Plataforma A1 está estrechamente ligado a la aprobación del nuevo Estatuto Marco, cuyo borrador se espera que llegue al Consejo de Ministros en otoño de 2025. La ministra de Sanidad, Mónica García, ha emplazado a las comunidades autónomas a una nueva reunión en septiembre para avanzar en las negociaciones, seguida de la constitución de un foro de diálogo social con los sindicatos. Este proceso también requerirá la aprobación del Ministerio de Hacienda y Función Pública para implementar los cambios retributivos.
Sin embargo, las enfermeras han advertido que, si el Estatuto Marco no satisface sus demandas, están preparadas para salir a la calle. «Según cómo se resuelva el Estatuto, saldremos a la calle», ha declarado una portavoz de la Plataforma A1, reflejando la determinación del colectivo.
El sindicato Satse insiste en que la retribución básica, incluyendo el sueldo base y los trienios, debe ser igual para todas las profesiones de grado, con complementos adicionales basados en la especialización. Este enfoque busca garantizar una estructura salarial más equitativa que refleje las responsabilidades y la formación de las enfermeras.
Implicaciones para el Sistema Sanitario
La lucha de la Plataforma A1 no solo tiene implicaciones para las enfermeras, sino también para el conjunto del sistema sanitario español. Según un informe del Ministerio de Sanidad de 2025, España cuenta con una ratio de 6,3 enfermeras por cada 1.000 habitantes, significativamente inferior al promedio de la Unión Europea (8,5). Además, el 39,4% de las enfermeras encuestadas expresó su intención de abandonar la profesión en los próximos 10 años, lo que subraya la urgencia de abordar las condiciones laborales y salariales para retener el talento.
La reclasificación al A1 y las mejoras salariales podrían no solo mejorar la calidad de vida de las enfermeras, sino también fortalecer el sistema sanitario al aumentar su capacidad para atraer y retener profesionales. Asimismo, permitir que las enfermeras accedan a roles de gestión y dirección podría optimizar la toma de decisiones en los centros de salud y fomentar una atención más integral y coordinada.
Un Futuro de Equidad y Reconocimiento
La Plataforma A1 representa un hito en la lucha de las enfermeras catalanas por la equidad salarial y profesional. Con el respaldo de Satse y una creciente movilización a nivel nacional, este colectivo está desafiando un sistema que, durante décadas, ha subvalorado su formación y contribuciones. Las críticas al sistema Mecu y la demanda de reclasificación al A1 no solo buscan cerrar una brecha salarial de 400 euros, sino también garantizar que las enfermeras puedan acceder a las mismas oportunidades de liderazgo y reconocimiento que otras profesiones sanitarias.
A medida que se acerca la aprobación del Estatuto Marco, el movimiento de la Plataforma A1 pone de manifiesto la necesidad de una reforma estructural que no solo beneficie a las enfermeras, sino que también fortalezca el sistema sanitario español en su conjunto. En un contexto de creciente presión sobre los profesionales de la salud, la lucha por la equidad no es solo una cuestión de justicia, sino una inversión en el futuro de la atención sanitaria.
Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.





