La brisa salada del Mediterráneo azotaba las velas de los yates amarrados en Port Ginesta, un enclave de lujo en Castelldefels donde los ricos escapaban del bullicio de Barcelona.
La brisa salada del Mediterráneo azotaba las velas de los yates amarrados en Port Ginesta, un enclave de lujo en Castelldefels donde los ricos escapaban del bullicio de Barcelona.