En una noche cargada de simbolismo y urgencia, la Plaça Sant Jaume de Barcelona se convirtió en el epicentro de una protesta histórica. Bajo el lema «Israel no quiere testigos del genocidio», 142 medios de comunicación y entidades del sector en Cataluña firmaron y leyeron un manifiesto que condena el asesinato sistemático de periodistas palestinos a manos del ejército israelí. Este acto, organizado en adhesión a las concentraciones semanales convocadas por la Comunidad Palestina de Catalunya y la Coalición Prou Complicitat amb Israel, representa un hito unitario en el mundo de la comunicación catalana, uniendo voces de diversos espectros ideológicos en defensa de la libertad de prensa y contra lo que los firmantes describen como un intento deliberado de silenciar la verdad en Gaza.

La concentración, que reunió a cerca de un millar de personas –según fuentes como El Triangle y La Vanguardia–, se produjo en el marco de las protestas regulares que cada miércoles denuncian el conflicto en Gaza, calificado por los organizadores como un genocidio. El manifiesto, leído en voz alta ante una multitud que portaba pancartas con nombres de periodistas asesinados, exige el fin inmediato de las restricciones a la labor informativa en la Franja de Gaza y condena las acciones israelíes como violaciones flagrantes del derecho internacional humanitario. «Sin testigos, la verdad muere», rezaba uno de los carteles más visibles, encapsulando el espíritu de la velada.

Una Guerra Contra los Testigos

Para entender la magnitud de esta protesta, es esencial remontarse al contexto del conflicto israelí-palestino, que se intensificó dramáticamente desde el 7 de octubre de 2023. Según datos del Committee to Protect Journalists (CPJ), al menos 186 periodistas han sido asesinados en Gaza desde el inicio de las hostilidades, la mayoría palestinos y en circunstancias que sugieren ataques deliberados por parte de las fuerzas israelíes. Reporters Without Borders (RSF) eleva la cifra a más de 140 solo en el primer año del conflicto, calificándolo como uno de los periodos más mortíferos para la profesión en la historia moderna.

El CPJ ha documentado que dos tercios de las muertes de periodistas palestinos fueron causadas por fuerzas israelíes, y en muchos casos clasificados como «asesinatos» debido a evidencia de intencionalidad. Un informe reciente de febrero de 2025 del CPJ declara que 2024 fue el año más mortífero para periodistas en su historia, con casi el 70% de las muertes atribuidas a Israel. Organizaciones como Human Rights Watch y Amnesty International han acusado a Israel de un patrón de impunidad, donde los ataques a la prensa se justifican retrospectivamente con alegaciones de afiliaciones terroristas, sin evidencia creíble.

Un ejemplo reciente que avivó la indignación global fue el asesinato de seis periodistas de Al Jazeera el 11 de agosto de 2025, en un ataque aéreo israelí contra una carpa de prensa cerca del hospital Al Shifa en Gaza. Entre las víctimas se encontraba Anas al-Sharif, un corresponsal destacado por su cobertura en el terreno. Al Jazeera denunció el ataque como «un intento desesperado de silenciar las voces que exponen la brutalidad», y RSF llamó a una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU. Según Mint, más de 180 periodistas palestinos han muerto en los 22 meses de guerra, superando cualquier conflicto previo en densidad de víctimas mediáticas.

Estas muertes no son aisladas. El CPJ ha registrado al menos 20 casos previos de periodistas asesinados por Israel sin rendición de cuentas, un patrón que se remonta antes del actual conflicto. En Gaza, los reporteros enfrentan no solo bombardeos, sino también restricciones de acceso: Israel ha negado en gran medida la entrada a periodistas extranjeros, forzando a depender de corresponsales locales que operan bajo amenaza constante.

Una Voz Unificada en Cataluña

El manifiesto firmado por 142 entidades –incluyendo medios como El Periódico, ARA, El Salto y asociaciones profesionales– representa un acto sin precedentes de unidad en el sector catalán de la comunicación. «Es histórico porque une a independientes, públicos y privados en una causa común», comentó un representante de la Federación de Sindicatos de Periodistas durante la lectura. El texto denuncia «el asesinato sistemático de periodistas palestinos» y acusa a Israel de buscar eliminar testigos oculares del «genocidio» en Gaza.

La protesta se adhirió a las concentraciones semanales organizadas por la Comunidad Palestina de Catalunya y la Coalición Prou Complicitat amb Israel, que desde hace meses llaman a boicots y denuncias contra la complicidad europea en el conflicto. En la Plaça Sant Jaume, un lugar icónico de movilizaciones catalanas, se leyeron nombres de víctimas como Shireen Abu Akleh (asesinada en 2022) y los recientes de Al Jazeera, acompañados de minutos de silencio y aplausos.

Participantes destacados incluyeron a periodistas de renombre catalanes, quienes compartieron testimonios. «Como profesionales, no podemos quedarnos callados mientras matan a nuestros colegas por hacer su trabajo», dijo una reportera de TV3 en declaraciones recogidas por El País. La concentración, que duró más de dos horas, incluyó proyecciones de videos de Gaza y llamadas a la Unión Europea para imponer sanciones a Israel por violaciones a la libertad de prensa.

Algunas fuentes reportan variaciones en el número de firmantes –140 según El País–, pero el impacto es innegable: más de 2.000 asistentes según ARA, en una muestra de solidaridad que trasciende fronteras. Este evento se enmarca en una ola global de protestas, como las de Al Jazeera en Doha y manifestaciones en Londres y Nueva York tras las muertes del 11 de agosto.

La Perspectiva Israelí: Negaciones y Justificaciones

Israel ha respondido consistentemente a estas acusaciones negando cualquier intención de targeting deliberado contra periodistas. En el caso de los reporteros de Al Jazeera asesinados el 11 de agosto, el ejército israelí (IDF) afirmó que el ataque apuntaba a un «líder de Hamás» entre ellos, y que los demás fueron daño colateral. «Muchos de los muertos eran miembros de grupos militantes islamistas», ha declarado repetidamente el gobierno israelí, sin proporcionar evidencia pública en la mayoría de casos.

El primer ministro Benjamin Netanyahu ha acusado a Al Jazeera de «presentar una imagen exagerada y distorsionada» del conflicto, y ha amenazado con prohibir el canal en Israel. Sin embargo, organizaciones como CPJ y RSF critican estas justificaciones como infundadas, señalando un «patrón documentado» de acusaciones sin prueba que sirven para encubrir ataques. Gideon Levy, columnista israelí, ha argumentado que «Israel no puede silenciar Gaza a pesar de matar periodistas», destacando que las imágenes y reportes siguen saliendo.

Críticos internacionales, incluyendo la ONU, han condenado estos incidentes como posibles crímenes de guerra, exigiendo investigaciones independientes. The Guardian ha calificado la situación como «Israel borrando a los periodistas de Gaza, y ya ni siquiera lo oculta».

Implicaciones para el Periodismo Global

Este manifiesto catalán no es solo una denuncia local; resalta las amenazas crecientes a la libertad de prensa en zonas de conflicto. En un mundo donde la información es poder, eliminar testigos equivale a reescribir la historia. El CPJ advierte que Israel se ha convertido en «la mayor amenaza para periodistas en el mundo», con más muertes atribuidas que en cualquier otro país en 2024-2025.

Para el sector de la comunicación en Cataluña, este acto fortalece lazos y posiciona a la región como líder en defensa de derechos humanos. Sin embargo, plantea desafíos: ¿cómo cubrir conflictos asimétricos sin acceso? ¿Cómo contrarrestar narrativas oficiales?

En conclusión, la noche en Plaça Sant Jaume fue un recordatorio de que el periodismo no es neutral, sino esencial para la verdad. Mientras Gaza sigue bajo asedio, con más de 34.000 muertes palestinas reportadas, la solidaridad catalana envía un mensaje claro: los testigos no serán silenciados. Este hito podría inspirar acciones similares en Europa, presionando por accountability y paz.

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Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.

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