La escasez de agua para el consumo humano es un grave problema que afecta cada vez a más población en el planeta. Además, la poca agua que hay se torna más insalubre a causa de la contaminación o la falta de mecanismos en ciertos lugares para potabilizarla. Así lo atestigua un nuevo informe de la Unesco, presentado ayer en Nueva York, que alerta, literalmente, de una “inminente crisis mundial del agua”. Por esta razón, cada vez son más habituales los brotes de enfermedades como el cólera o la disentería.
Según datos de la organización adscrita a la ONU, unos dos mil millones de personas en el mundo (un 26% de la población) no tienen acceso a agua potable y 3.600 millones (un 46%) no disponen de herramientas suficientes para sanear el agua debidamente. Además, ya son entre 2.000 y 3.000 millones de habitantes los que padecen escasez de agua al menos 30 días al año, circunstancia que se traduce en el empeoramiento de la seguridad alimentaria o dificultades en el acceso a la electricidad, empeorando así las condiciones de vida de este nicho poblacional.
Pero, según la Unesco, lo peor está todavía por llegar. La organización prevé que en 2050 el número de personas agraviadas por la escasez de agua se duplique. Así, si en 2016 eran unos 930 millones los afectados, a mediados de este siglo serán entre 1.700 y 2.400 los hombres, mujeres y niños que no dispongan de agua potable de forma habitual. Y esto no sucederá en lugares remotos de la Tierra, donde más crecerá el déficit de agua será en las grandes ciudades, por lo que si no se toman medidas ahora, la situación podrá desentrañar una grave crisis social y económica.
A esto hay que añadir la situación climática que asola el planeta. Las crecientes sequías extremas y duraderas conlleva una especie de fatiga crónica en los ecosistemas, tensionando la vida de especies vegetales y animales, por lo que no se descarta la extinción de muchas de ellas.
La directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, ha dado la voz de alarma: “Es urgente establecer mecanismos internacionales sólidos para evitar que la crisis mundial del agua se descontrole. El agua es nuestro futuro común y es esencial actuar juntos para compartirla equitativamente y gestionarla de forma sostenible”.
Enfermedades
Ya una de cada cuatro personas en el mundo sufre algún tipo de enfermedad relacionada con la escasez d agua potable. La mayoría de estos casos están asociados a la contaminación por aguas fecales, en lugares donde el saneamiento es ineficiente o directamente inexistente. Se calcula que, cada año, cerca de un millón y medio de personas mueren por no haber podido acceder a agua potable.
También hay aguas que contienen plomo, un tóxico presente en antiguos sistemas de bombeo y en viejas tuberías, o que están contaminadas por productos químicos, de uso industrial o agrícola. Por no hablar de los residuos farmacéuticos, que no se eliminan ni siquiera en las modernas depuradoras de países desarrollados.
En estas aguas contaminadas las bacterias pueden desarrollar resistencia a la penicilina u otros antibióticos. De hecho, en 2019, cerca de 5 millones de personas murieron en el mundo por enfermedades vinculadas a la resistencia a los antibióticos.
Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.