La Generalitat ha presentado este viernes el nuevo impuesto que prevé imponer a los barcos más contaminantes que atraquen en puertos catalanes a partir de 2024.

El gobierno estima que afectará al 80% de los barcos que atraquen a Barcelona y al 75% de los que lo hagan en Tarragona o Palamós, por ejemplo, que pagarán, de media, unos 759 euros.

El ejecutivo catalán prevé recaudar 7,5 millones de euros cada año con esta medida, recogida en un anteproyecto de ley que ya está terminado y que confía tener aprobado a finales de año para que en vigor el próximo año.

El impuesto afecta a los barcos que pesan más de 5.000 toneladas –como los cruceros, los transbordadores, los tanques, los petroleros o los de carga y contenedores– y grava con un euro cada kilo de dióxido de nitrógeno (NOx) y partículas (PM) que emita la embarcación.

Esto representa, por ejemplo, que un crucero pagaría, de media, 1.440 euros de tasa suplementaria cada vez que atracara a un puerto catalán; un petrolero, unos 3.000, y un portacontenedores, menos de 495 euros. «No estamos hablando de grandes cuotas que disuadan los barcos de venir a Barcelona.»

El gobierno reconoce que el impuesto no es muy alto, y por eso cree que no disuadirá a estos grandes barcos de venir a puertos catalanes. El consejero de Acción Climática, David Mascort, ha explicado que si en tres años no se ve una evolución positiva de la medida, la cuota se aumentará.

El objetivo de este impuesto, dice, es favorecer que los barcos se electrifiquen y contaminen cada vez menos para «avanzar en la mejora de la calidad del aire».

La ley, pionera en España y en buena parte de Europa, llega con retraso, porque es una medida que ya contemplaba la ley de cambio climático de 2019.

El texto ha superado la fase de audiencia e información pública y se han tenido en cuenta las alegaciones de todas las partes interesadas, entre ellas, el Puerto de Barcelona, que presentó alegaciones en febrero pasado porque consideraba que la medida podía generar deslocalizaciones y que requería una evaluación de su impacto económico.

Finalmente, sin embargo, se ha llegado a un consenso.

 

Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.

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